Quien perdona, conoce el camino de Dios

Jairo Yate Ramírez

°°° «Dijo Jesús a sus discípulos: -«Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad.” °°° (Mateo 18, 15 -20).
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La caridad y la misericordia, son principios de salvación. El mandato del perdón es un eje fundamental para comprender el Reino de Dios. El Nazareno no utiliza la fuerza, tampoco la violencia, no es amigo del rencor, no comparte el espíritu del odio, no está de acuerdo con el juicio impráctico hacia el comportamiento de los demás. El mandato divino  es el perdón. Vivir en comunidad no es fácil, tampoco es imposible. Comunidad perfecta no existe. Luego una persona que quiera vivir en comunidad con los demás, no puede ubicarse en ninguno de los dos extremos: El primer extremo, es convertirse en juez en los demás. El segundo, creer que es un imposible.

 Jesucristo lanza su máximo proyecto de vida en comunidad: “En esto reconocerán que ustedes son mis discípulos: en que de verdad se amen los unos a los otros” (Juan 13, 35). La base para poder convivir con los demás se llama el amor. La persona que se dedica a amar, perdona fácilmente. Así lo entendió y predicó el apóstol san Pablo: “A nadie le queden debiendo nada, fuera del amor que nos debemos unos a otros. Porque amando a los demás, se cumple la ley en su totalidad.” (Romanos 13, 8).

 Quien perdona conoce muy bien el camino de Dios: Dice la Escritura: “Amen a sus enemigos y rueguen por sus perseguidores. Así serán hijos de su Padre. Él hace brillar el sol sobre buenos y malos y caer la lluvia sobre justo y pecadores. (Mateo 5, 44 – 45).

 Así aprendemos a corregir los problemas que se presentan en una comunidad, superamos el rigorismo, entendemos la corrección fraterna, y aplicamos el poder de perdonar. Entendemos que la regla para corregir a los demás va acompañada de la benevolencia, el respeto, la prudencia: Nunca escandalizar a alguien en público.

 El Papa Francisco, nos pide pensar en el poder que tienen las Palabras. (Ángelus, 7 septiembre 2014). Dice el santo Padre: “las palabras matan. Cuando hablo mal y hago una crítica injusta, cuando descarno a un hermano con mi lengua, esto es asesinar la reputación del otro. También las palabras asesinan. ¡Vamos, con esto, seriamente!.

Cuida tu salud: El fundamento de la fraternidad, se llama el amor.

Padre Jairo Yate Ramírez - Arquidiócesis de Ibagué

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