La misericordia no tiene límites

Jairo Yate Ramírez

°°° « Se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: -«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le debo perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contesta: -«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.” °°° (Mateo 18, 21-35).
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No se puede ser una persona de fe, mientras no se tenga caridad con las demás personas. Hay que aprender a vivir en comunidad. Nacemos para vivir en comunidad, hemos sido creados para estar con los demás.  Somos seres comunitarios por excelencia. Si esa es la esencia del orden de la creación, según la Sagrada Escritura: “Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, °°° Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó” (Génesis 1, 26-27). El modelo perfecto está en la comunión de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La teología enseña que: La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por él mismo y a los demás como a nosotros mismos por amor de Dios. El Nazareno convierte la caridad en el mandamiento nuevo °°° “Ámense los unos a los otros.”°°° (cf. Juan 13, 34-35).

La vida en fraternidad tiene sus exigencias, sus sacrificios, su buena dosis de paciencia. Perdonar al estilo de Dios, es el gran reto. No solo siete sino setenta veces siete. El rencor y la ira, no hace bien para el alma, para la salud espiritual, para la misma Iglesia. Son asuntos detestables, y en eso, es maestro, el mismo pecador. Así lo enseña el libro de la sabiduría de Jesús, el hijo de Sirá: ¿Cómo puede una persona que le guarda resentimiento a los demás, pedirle a Dios que la sane? La respuesta no se deja esperar: “Ten en cuenta las disposiciones de Dios y excusa las faltas de los demás”. (Eclesiástico 27, 33 – 28,9).

La ofensa sólo se puede superar mediante el perdón, no a través de la venganza. Así lo expresó teológicamente el santo Padre emérito, Benedicto XVI. Añade el Papa: “Dios es un Dios que perdona porque ama a sus criaturas; pero el perdón sólo puede penetrar, sólo puede ser efectivo, en quien a su vez perdona.”  Quien desee ser un buen discípulo de Dios en el mundo debe tener los mismos sentimientos de su Maestro. (cf. Romanos 12,16). El respeto es la regla del buen comportamiento. (cf. 1 Corintios 11,33). La caridad, siempre debe estar al servicio de las demás personas. (cf. Gálatas 5, 13). No nos podemos cansar de hacer el bien. (cf. Gálatas 6, 9-10). Cuida tu salud: Perdonar es un buen camino de salvación.

PADRE JAIRO YATE RAMÍREZ

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