En épocas de crisis, se prueban las verdaderas capacidades de la gente, los talentosos comprometidos florecen, los que apuestan alto, pero con inteligencia y pensamiento estratégico son los que ponen un león en su corazón (según la figura de Von Oech), para representar al guerrero que va con todo a las grandes batallas. Se distinguen porque son los que empujan, no se quejan, no profetizan desastres, ni señalan supuestos culpables de errores, no siembran confusión y el pánico, en medio de las tormentas. Son amigos del cambio que les permite salir de su zona de confort, porque siempre están promoviendo, tensión dialéctica y dinámica entre el statu - quo y lo renovador.
Estos personajes, sobre todo se distinguen porque cada acción debe ser efectuada sin detenerse por las condiciones difíciles y arriesgadas que se puedan generar, sólo pensando que se debe actuar considerando siempre lo que es oportuno. En esta última línea está lo más importante, decidir lo más oportuno en cada ocasión, sin limitarse a esperar que lleguen los Preceptos Normativos... somos conscientes de que las leyes no lo hacen todo, como en situaciones que estamos viviendo “el flagelo de la corrupción” - que se convierte en el desafío inmediato de nuestra rectitud para promover un movimiento de “Colectividad Ibaguereña”.
Los ibaguereños no hemos manifestado indignación; las ligas deportivas de la región, la Universidad del Tolima, el programa Educación Física, Recreación y Deporte, y la Red de Veedurías del Tolima, Revisar, y todos los ibaguereños que aman la Ciudad, unirnos, liderar una propuesta que permita manifestar la indignación ante el agravio que sufrió la ciudad por la negligencia, la corrupción y la falta de planeación de la administración anterior. La propuesta consiste en levantar en uno de los sitios del desastre, el Parque Deportivo, o la Unidad Deportiva de la calle 42 ‘El muro de la infamia’, en el que se registre el nombre de cada uno de los que participaron en el desfalco de los XX Juegos Deportivos Nacionales 2015. Ibagué podía poner su propio sello en forma de memoria de la comunidad; la historia nos permite asociar a la sociedad civil, como la gran gestora de reivindicaciones sociales, éticas y morales.
Se está en el momento oportuno, el Gobierno ya instaló la comisión ciudadana de la lucha contra la corrupción.
Si nos preocupa no actuar para enfrentar la corrupción, empecemos por hacerlo sobre hechos reales y comprobados, porque “la voz del pueblo obliga a la Justicia a ser más eficiente en las investigaciones, con cubrimiento total de los implicados, y a endurecer las penas que la corrupción conlleva”.
No desgastemos este gran poder de la sociedad civil en intereses distintos a buscar el bien común; lo contrario es prostituir la fuerza más poderosa, que la sociedad posee.
Expresidenta Academia de Historia del Tolima
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