El valor social de la política

María Yolanda Jaramillo G.

En estos tiempos de turbulencia política, me permito rememorar un episodio de nuestra historia, que consagra a líderes, que ponían su influencia política y personal al servicio de los intereses de quienes lo necesitan.

La gran crisis que le correspondió afrontar al presidente Olaya Herrera en 1930, ensombreció al país; era una época de quiebras de los capitales más sólidos, haciendo más cruda la ancestral pobreza del pueblo asalariado, caldo de cultivo que fomentó la protesta; se favoreció el surgimiento de movimientos afiliados a la “Internacional Comunista”, que debilitó en parte las ideologías bipartidistas.

“Jorge Eliécer Gaitán” con su espíritu renovador, desafió esta situación social e inconformismo político; Juan Lozano y Lozano afirmó “Gaitán tiene el mérito indiscutible de ser el primer colombiano que haya puesto el pueblo delante de sí mismo y lo haya hecho reconocer su pesadumbre.

El fenómeno de la inconformidad que él ha suscitado, se extiende cada día, y no se apagará ya más, en la conciencia pública, Gaitán ha puesto en circulación entre nosotros un nuevo valor, el “valor social de la política”.

Mientras tanto surgía también otra figura política “Alfonso López Pumarejo”, quien empuñó la gran bandera del “partido Liberal”, él reflejaba en forma sincera, la emoción de la política y la emoción del “Liberalismo”.

López con asombrosa habilidad interesó activamente a sus seguidores por el partido, sin descuidar los temas sociales. Por esa época, Gaitán fue incluido en la Dirección Nacional del Liberalismo, al lado de Alfonso López quien tenía reservas con el líder, por situaciones de desacuerdo ideológico, lo cual, propició en Gaitán la necesidad de crear un movimiento político fuerte, que aglutinara a todos los inconformes que buscaban un líder que sintiera el fervor del obrero, el hombre de la clase media.

Gaitán respondió fundando en octubre de 1933 la Unir (Unión Izquierdista Revolucionaria) manifiesto trascendental de orientación socialista; entre sus fundadores se registra: Octavio Rodríguez, Jorge Villaveces, Bernardo Gálvez, Hernando Restrepo, Vicente Saavedra, Luis Carlos Perilla, Roberto Paris, Jaime de Bedout y Fermín López Giraldo, gran conductor de apoyo invaluable del movimiento.

Fue un partido naciente que se nutrió de estudiantes y campesinos, su principal núcleo de trabajo estaba ligado al problema de la tierra (el 70% era una Colombia agrícola).

Para Gaitán el “Latifundio”, era el mayor problema económico; él decía: “las tierras reposan improductivas en las manos ociosas de la aristocracia”. Guiado por esta preocupación, trabajó como objetivo inmediato la “Hacienda Tolima” (30.000 hectáreas) colindante con la ciudad de Ibagué, con sus innumerables aparceros, sometidos a la voluntad y capricho de sus patrones.

El Movimiento de la Unir prestó sus más eficaces servicios al conflicto agrario; en ello, debió influir la importancia que Gaitán concedía a los alegatos jurídicos, en la defensa de los trabajadores del campo (continúa).

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