Presentes recordados

María Yolanda Jaramillo G.

Utilizo la expresión del gran Neurobiólogo el Premio Nobel Gerard Adelmaro, quien nos dice que una de las funciones esenciales de la memoria es la de permitirnos hacer una especie de reordenación constructiva de nuestros recuerdos, cada vez que nos enfrentamos a una experiencia nueva, construimos con los elementos que conservamos en la memoria; para elaborar los “presentes recordados”, que es precisamente lo que da nacimiento a la conciencia.

En conformidad, la Alcaldía de Ibagué ha logrado en sus recientes festividades, resaltar la memoria, de lo nuestro en las fiestas del San Juan, y en la conmemoración del 20 de Julio en la Marcha Libertaria, homenaje a la memoria de quienes ofrendaron su vida por la independencia, es el principio de la necesidad de recordar las funciones esenciales de la “memoria” en la toma de decisiones; con el propósito de ayudar a construir los presentes recordados, como por ejemplo el 24 de Julio de 2017 se conmemoran los 234 años del nacimiento del Libertador Simón Bolívar.

Según William Ospina, Bolívar tuvo que aprenderlo todo por sí mismo; se dice que una noche después de una de sus muchas derrotas, mientras huían por una selva espesa, sus hombres empezaron a oírlo hablar de la campaña continental que lo llevaría a liberar varias repúblicas “libertaré a Nueva Granada y después al Ecuador. Iré al Perú y enarbolaré la bandera de la resurrección sobre las torrecillas del Potosí”. Todos sintieron que lo había alcanzado la locura, pero en los años siguientes se asombraron de ver, cómo se iban cumpliendo paso a paso las previsiones de aquel delirio.

Muchos afirman que la grandeza espiritual de Simón Bolívar está sustentada en su tenacidad guerrera, en su lucha permanente con la adversidad, mientras su genialidad y trascendencia están más dadas, en la profundidad de su pensamiento político proyectado por años en el futuro Hispanoamericano.

Consideró la lucha armada, sólo como un instrumento para concretar sus ideales de libertad e independencia. Ante el Congreso de Angostura en 1819 expresaba que todas sus acciones públicas y privadas estaban sujetas a la censura del pueblo y “si merezco vuestra aprobación, habré alcanzado el sublime título de buen ciudadano, preferible para mí al del Libertador que me dio Venezuela”.

Los latinoamericanos de hoy no podemos continuar siendo inferiores, al derrotero señalado por el libertador; rindo un tributo de gran admiración en su natalicio, al gestor del derecho Internacional Americano, al Sociólogo profundo conocedor del hombre y del medio, al genial visionario que en Jamaica vislumbró el destino de estos pueblos; al hombre que, con sus virtudes y errores, ha sido el más grande en toda esta América Latina, y su legado es la esperanza de un convulsionado mundo presente.

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