El país en sus manos

María Yolanda Jaramillo G.

En una crónica muy interesante de Juan Gossaín con el neurocirujano Remberto Burgos de la Espriella, quien manifestó: “No construimos ciudadanos sino esculpimos desde la infancia, su cerebro ético”. Es una invitación a cambiar la pregunta que siempre hacemos de ¿qué país le estamos dejando a nuestros hijos? Por esta: ¿qué hijos le vamos a dejar a nuestro país? El médico Burgos continúa expresando: “La corrupción está robando mucho más que dinero, nos esta robando el futuro del país; los escándalos diarios de corrupción crean un ambiente hostil para el desarrollo cerebral de nuestros jóvenes y niños. Los hace proclives a buscar el camino fácil, la recompensa inmediata, queriendo disfrutar los placeres que da el dinero ilícito (por la gran impunidad frente a este delito). Y agrega: “El billete mueve al mundo”, es decir, que aquí lo que vale es la cultura del avispado y que todo se negocia y se compra. Concluye, ¿qué hijos le vamos a dejar a nuestro país? ¿Unos muchachos con cerebros de ladrones, con alma de delincuentes?

Existe una gran responsabilidad social sobre la verdad de ciertos hechos, sobre su origen, la magnitud y las consecuencias de la gran descomposición del país. Sería interesante indagar como está el ánimo colectivo en esta grave crisis y cómo impacta el proceso electoral del 27 de mayo.

En una entrevista con nuestro historiador William Ospina, manifestaba: “Colombia no necesita un nuevo Presidente sino una nueva ciudadanía; es necesario una ‘revolución de las costumbres’, se predica una opulencia que se sale de los límites, hay desafuero en el manejo de los recursos naturales, consecuencia que ya estamos sufriendo, los jóvenes manifiestan que están muy insatisfechos con el mundo. Es el mundo de luces rojas, también azules y amarillas, que han enceguecido al país y continúan proyectándose en quienes hoy se postulan como candidatos a la presidencia con sus propuestas paliativas (mitigantes) que prolongan un destino de carencias, inequidad, injusticia y violencia. Hay un candidato que no ha estado en este juego de luces, y nos lo dio a conocer Antonio Caballero columnista de opinión de la Revista Semana. Cuando él transcribe “es él mismo quien lo ha reconocido, que no es ni de derecha ni de izquierda, que no es ni uribista ni antiuribista y que aunque haya sido Alcalde de Medellín y Gobernador de Antioquia, tampoco es político. La verdad no encuentro mucho que criticarle, salvo esto; que no sea nada, tal vez, sea buena cosa”.

Yo agregaría es lo que lo hace el candidato perfecto en el Siglo XXI con nuevo estilo de hacer política: “La fuerza de la esperanza”, programa centrado en la educación que es la única opción real para el nuevo país que necesitamos, nuestro voto por Sergio Fajardo.

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