Ideas innovadoras, creativas, nuevo contexto – Economía naranja

María Yolanda Jaramillo G.

Paul Romer estadounidense, premio Nobel de Economía, por sus teorías en las que señala que la “Acumulación de ideas sostiene el crecimiento económico”, significando que el poder de las ideas innovadoras es una obligación en el nuevo contexto mundial.

Cuando una idea innovadora, logra imponerse marca destinos; de ello da fe la “Estrategia del caracol”, película emblemática del cine colombiano, del director y co-guionista Sergio Cabrera, quien en un reciente reportaje de Julio Cesar Guzmán -El Tiempo– sobre “los secretos de la estrategia del caracol” su director Cabrera expresa: “que su interés principal, con su película era hacer una historia, sobre la importancia de ser creativos, filosóficamente, ideológicamente, prácticamente, que en vez de afrontar los problemas, como se hizo en el pasado, encontremos formas propias de hacerlo”, esta es una gran filosofía de acción, que con el tiempo ha sido devaluada, porque la mentalidad de la mayoría de los funcionarios públicos que gerencian proyectos o propuestas, piensan que es mejor equivocarse con modelos trajinados, programados, que exponerse a perder con una idea innovadora.

La “Estrategia del caracol” estuvo a punto de quedar abandonada, pero gracias al interés que despertó en nuestro nobel Gabriel García Márquez, quien hizo contactos en Italia para que fuera presentada, en el festival de cine de Venecia, tuvo gran éxito; luego en la semana del cine en Valladolid (España) ganó la Espiga de Oro; el Coral de Plata en La Habana.

En 1995 fue considerada como Mejor Película Extranjera de habla hispana en España, y muchos más reconocimientos, como ser la más taquillera en Madrid. Esta película es un punto de referencia, sobre lo que puede significar para el arte y la cultura la propuesta de gobierno de la Economía Naranja y su Ley Naranja, con lo cual, quiere establecer relación directa, clara y precisa con el crecimiento económico del país; habilitando al sector cultural y artístico, hacia un mundo de emprendimiento y oportunidades de formación artística, creativa y empoderamiento de talentos que asuman la proyección de “empresas o industrias creativas”, con oportunidades de crecimiento y creación de empleo y capacidad para subsidiar, y de esta manera aportar a reducir los niveles de pobreza, entrando el sector cultural y artístico como parte constitutiva de la economía colombiana.

Para que tanta belleza no sea solo una ilusión utópica, debemos ante todo tener en cuenta lo siguiente:

No seguir vinculando el arte y la cultura artística, con actividades, con un bajo potencial de crecimiento económico para sus autores.

En segundo término, el mayor impulso de esta propuesta está en el sector educativo, potenciando desde ya las habilidades creativas, la imaginación, la intuición, quitándole un poco a la razón y la lógica. En tal forma que el pensamiento creativo se instaure como parte vital de nuestra existencia.

En tercer lugar y muy importante igualmente generar la articulación entre los gobiernos (local, departamental y nacional) la empresa privada, entidades académicas.

Con estos referentes citados quizás podamos alinearnos con esta propuesta de gobierno hacia la relación directa del arte y la cultura con el crecimiento económico del país.

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