¿Podemos decir que existe un “arte de vivir”?

María Yolanda Jaramillo G.

El arte con referencia a “vivir”, establece en su campo una axiología (lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor; qué es lo que vale, y lo que no vale) y una deontología (que debe hacerse en cada caso y cómo debe hacerse). Esta axiología y deontología van de acuerdo y en gran sintonía, con los propósitos de sus objetivos de vida – es la filosofía práctica – que reconoce valores y configura normas, lo cual viene prodigándose desde los tiempos de Hammurabi. En el complejo estudio del cerebro humano como generador de inteligencia, existe una corteza que corresponde con zonas de asociación, entre estímulos sensoriales y respuestas motoras, con acciones localizadas e implicadas en la generación de recuerdos, como circuitos cerebrales asombrosos, que son capaces de guardar nuestra experiencia ubicándonos en nuestra propia identidad.

Según estudios “no hay ciencia del vivir” definida por normas y leyes universalmente válidas, que puedan aplicarse en los innumerables escenarios, por los cuales transita el ser humano. Existe un “arte de vivir”, en donde viene bien la experiencia acumulada; pero es mucho más significativo, si nuestro cerebro concibe el grado de “conciencia que se tenga de uno mismo y de sus actos”, en el sentido de establecer diariamente una atención progresiva, que permita y exija “aprender a valorar”. Hegel en su proyecto filosófico expresaba “pensar la vida, esa es la tarea, pensar la vida para valorar las acciones”… lo cual nos remite al “arte de vivir”, que nos facilita discernir entre las diferentes formas de actuar, y nos permite hacer bien cada acto de nuestra vida. Es un imperativo creciente que el gobierno, la comunidad empresarial y medios de comunicación, busquen utilizar cualquier elemento disponible, que pueda ayudar a la potenciación recíproca de la actividad individual y grupal, en esta sociedad tan heterogénea, que necesita urgentemente afrontar los desafíos del siglo XXI.

Considero que quienes están atrapados con sentimientos de odio, rencor y negación, carecen del “arte de vivir”, no tienen conciencia de sí mismos, utilizan los medios de comunicación (radio - prensa) en beneficio de su propio poder personal, para lograr controlar a la comunidad minimizando su razonamiento.

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