El 13 de mayo de 1917 y el tercer secreto

María Yolanda Jaramillo G.

Mientras Europa sufría los estragos de la Primera Guerra Mundial, sucedía un gran acontecimiento en una localidad llamada Cova de Iria en Fátima (Portugal). Hace 102 años pasó algo en el tiempo de difícil explicación, solo comprensible, a través de la “Bula Ineffabilis Deus” con la cual Pío IX definió el dogma de la Inmaculada Concepción de María; la Bula expresa “eligió y señaló Dios desde el principio y antes de los tiempos una madre para que su unigénito hijo hecho carne de ella naciese en la dichosa plenitud de los tiempos, y en tanto grado la amó por encima de todas las criaturas que en solo ella se complació, con señaladísima benevolencia”. Es clara su condición de gracia y gloria hacia ella.

Han pasado 102 años cuando la madre de Jesús hizo su aparición a los tres pastorcitos, Lucía (10 años) y sus primos Francisco (9 años) y Jacinta (6 años). Sucedió que al mediodía los tres niños vieron cómo se encendía un relámpago de la nada, y una señora bellísima se apareció.

“Los exhortó a la oración, especialmente el rosario con el fin de apresurar el final de la guerra, y para la conversión de los pecadores del mundo. La señora se apareció cinco veces ese año, el 13 de cada mes, su última aparición fue el 13 de septiembre de 1917. Las apariciones eran presididas por fenómenos meteorológicos, y miles de personas que seguían a los pastorcitos, como testigos. Según testimonios la Virgen expresó varias profecías y recomendaciones, y entregó a Lucía tres mensajes conocidos como los tres secretos de Fátima.

Lucía sobrevivió a sus primos y dedicó su vida al servicio de Dios consagrándose a la vida religiosa. Los mensajes fueron conocidos cuando en su condición de religiosa, los comunica a los altos jerarcas de la Iglesia, entre ellos San Juan Pablo II. Son documentos que hacen parte de las memorias de Sor Lucía.

Encontré un compendio de conferencia y artículos escritos ente los años 2000 y 2005 del escritor italiano Umberto Eco, en un comentario en relación al tercer secreto considerado como el más temido de todos, él expresa. “Al leer el documento de Sor Lucía sobre el tercer secreto de Fátima, está plagado de citas reconocibles del apocalipsis de San Juan. Lucía ve un ángel con una espada de fuego que parece incendiar el mundo. El apocalipsis habla de ángeles que esparcen fuego por el mundo. Luego Lucía ve la luz divina como en un espejo, en este caso la sugerencia no procede del apocalipsis sino de la primera epístola de San Pablo a los Corintios. Después de eso aparece un obispo vestido de blanco, en el apocalipsis varios siervos del señor vestidos de blanco son destinados al martirio; llegamos por último a los dos ángeles que derraman sangre con una regadera de cristal. Ángeles que derraman sangre hay muchos en el apocalipsis. Lo interesante es que el comentario teológico del cardenal Ratzinger nos recuerda que una visión personal no es materia de fe y que una alegoría no es un vaticinio que haya que tomar al pie de la letra, recuerda explícitamente las analogías con el apocalipsis”.

En 1930 la iglesia reconoció y autorizó el culto a la Virgen de Fátima. Esta próxima conmemoración nos ofrece una oportunidad de afianzar nuestra fe, especialmente en este año Mariano.

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