El horizonte espiritual nos ofrece cada vez más inmensos, profundos y misteriosos momentos, como el que vive en este momento el mundo católico universal, en comunidad “iglesia y liturgia”, reviviendo el tiempo de adviento. Adviento viene del latín advenio, significa “venir”, tiempo privilegiado destinado a la preparación de la venida al mundo de Jesús (Navidad).
La concepción religiosa de esta preparación se remite al “Antiguo Testamento”, cuando Dios se manifiesta, para preparar a la humanidad pero muy especialmente al pueblo de Israel para que reconozca y acoja a Jesús, quien lleva a cabo su misteriosa y maravillosa “Alianza con los hombres”, haciéndose igual a ellos en el gran misterio de la Encarnación de Jesús, y de su humilde nacimiento en Belén; expresado desde el anuncio del Arcángel Gabriel a María, del nuevo Rey en el trono de David “Alégrate, llena de gracia, el señor esta contigo, concebirás y darás a luz un hijo llamado Jesús.
Será grande y su reino no terminará jamás” (Evangelio). Este anuncio fue prometido a la humanidad, desde el principio de los tiempos, y proclamado por los profetas al pueblo de Israel, el pueblo de Dios “Exulta, cielo; alégrate, tierra porque viene el Señor y se compadecerá de los desamparados”, Isaías 49.13.
En este momento vivimos el tiempo de adviento, preparación al acontecimiento de su nacimiento, con el cual, Jesús se ubica en nuestra historia. Historia en la cual nos encontramos hoy en el próximo domingo, con la fiesta de la Inmaculada Concepción que se considera en liturgia, tiempo apto para dar culto a la Madre de Dios, conmemorando el 8 de diciembre de 1854 cuando se declaró como dogma de fe, la inmaculada concepción por el papa Pío IX; el 7 de diciembre en honor a María declaramos a través de la tradición cristiana católica las luminarias en su honor.
Igualmente se conmemora la fiesta de nuestra señora de Guadalupe el 12 de diciembre, recordando su aparición en 1531 al indio Juan Diego. En 1895 fue coronada como reina de México y en 1910 el papa Pío X la proclamó Patrona de América Latina, son honores a la Virgen en este tiempo de adviento. Hace parte también la tradición de la corona de adviento, son 4 luminarias que se van encendiendo una a una por cada domingo, hasta la Navidad, se colocan en un lugar importante en la casa o en la iglesia. Como vemos este es un tiempo importante de espiritualidad de la iglesia, que nos permite crecer en su fe, y a semejanza de los Reyes Magos, seguimos la estrella de la conciliación, que nos dará la fuerza y la certeza de nuestros pasos, en estos momentos difíciles de superar en nuestra querida patria Colombia.
Comentarios