Hombre de ideas claras

María Yolanda Jaramillo G.

Gran reformador social y político, que presidió el ideario de una generación, que comenzaba a salir de la independencia de la corona hispana, y entraba al mundo de una Colombia independiente como nueva generación compenetrada e identificada en la construcción de una Nación que respondiera en su institucionalidad a la heroica lucha por la libertad.

“Se había creado una nueva realidad cuyo protagonista era el ciudadano activo, libre en lugar del súbdito fiel de la corona española; se instalaba un espíritu renovador, que se apoyaría sobre las ideas de igualdad, libertad y justicia”, empezaba una tradición constitucional en la naciente nación, a lo cual, hizo referencia el General Santander, “colombianos: las armas nos han dado la independencia, las leyes os darán la libertad”; y así sucedió, en el devenir histórico en el establecimiento de un gobierno republicano, iniciado con el primer Congreso de Cúcuta en 1821.

El Tolima se vincula a esta naciente nación con el aporte de ideas progresistas y la acción renovadora, de quienes ejercieron el poder político como Manuel Murillo Toro, que nace con el ruido de las armas de la independencia, el 1 de enero de 1816 en Chaparral; su niñez y adolescencia las vivió en Chaparral, Coyaima e Ibagué donde se graduó como bachiller en el Colegio San Simón.

Su vida pública se inició con la ayuda del General Santander, quien lo acogió, deslumbrado por sus artículos de prensa, que lo hacían un gigante de la comunicación; se desempeñaba como diplomático en Estados Unidos, cuando lo sorprendió su elección como Presidente para el periodo 1864-1866, como primer Presidente constitucional del Tolima, y figura destacada de los liberales radicales. Inició las comunicaciones telegráficas inaugurándolas en 1865, aportó mucho para el conocimiento de la geografía del país, fundó el diario oficial como instrumento básico de divulgación.

En su segunda Presidencia, 1872-1874, dio gran impulso a los ferrocarriles, adelantó la navegación por el río Magdalena, hizo muchos cambios legislativos, hasta la expedición de un código penal; el de 1873 es inspirado en sus ideas. Siendo Senador por el estado de Cundinamarca su salud se deterioró, falleciendo el 26 de diciembre de 1880 a las 7 p.m. en Bogotá. En su sepelio su principal contradictor Rafael Núñez dijo: “Murillo fue tolerante, defensor de los oprimidos, campeón indomable de la libertad de conciencia, del derecho de asociación, del indulto y de la amnistía para culpables de delitos políticos, tuvo exageraciones, pero exageraciones generosas”.

Hace 100 años, el 3 de enero de 1920 se inauguró el monumento a su memoria en el parque de la Independencia de Bogotá, como testimonio de la grandeza de un líder político, que siempre buscó nuevos caminos de apertura liberal, pero esencialmente con una clara conciencia social.

En su honor esta columna, por su cumpleaños en enero.

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