Doctor Óscar Barreto, bien por ello…

María Yolanda Jaramillo G.

Su columna del 2 de febrero titulada “El poder de la región” en la cual manifiesta el devenir del contexto político en la conformación del territorio colombiano, exposición que motiva al conocimiento del pasado como laboratorio real del presente; como por ejemplo conocer los recientes cambios en el ordenamiento político institucional de Colombia, que han permitido niveles de apertura en el funcionamiento del Estado como la territorialidad de la función pública (elección popular de alcaldes), como también la fallida autonomía de las entidades territoriales, que pregona la Constitución de 1991 convirtiéndose en una buena intención que genera expectativas, y deseos de actuar, como sucedió con la iniciativa regional de seis departamentos, Tolima, Huila, Nariño, Cauca, Caquetá y Putumayo, cuando decidieron unirse y conformar el proyecto regional llamado “Surcolombianidad”, propuesta que no fue tan viable, ni mucho menos exitosa, porque desafortunadamente el centralismo es una teoría de Estado, con poderosas estructuras a su servicio, que no permiten que las regiones puedan cumplir su propósito de autonomía, porque tradicionalmente están controladas por el gran centro de poder “Bogotá”.

Solo se podría superar esto y mucho más que está afectando el desarrollo del país, si se comienza un proceso de construcción social de región, lo cual, requiere de gente con voluntad y conocimiento, preparada para generar el proyecto político requerido para tal fin, lo cual debe ser pensado y gestado desde las aulas escolares, a través, de una política educativa que genere procesos de cambio, fortaleciendo la mente de los niños (as) y jóvenes hacia el interés emancipatorio o libertario que guíe su práctica social, hacia la transformación de la realidad política y social que hoy se vive; no es casual que una obra como “Cien años de soledad”, dibuje una tierra de Macondo, en la que la historia ha sido desterrada de la memoria de los hombres, las tragedias se olvidan (“aquí no ha habido muertos Coronel”) y los habitantes desconocen su pasado, que no obstante, como se sabe, están condenados a repetir.

Me pregunto: ¿No nos duele que las instituciones educativas sigan siendo tierra de Macondo?, existe desde el 2017 la ley 1874 que tiene como objeto restablecer la enseñanza obligatoria de la Historia de Colombia, pero hasta el momento no se conocen los documentos que deben orientar el diseño curricular en las instituciones educativas en el cumplimiento de la ley.

Doctor Barreto, su gran liderazgo en el gobierno del Tolima y su interés con la historia, demostrado en su apoyo a la Academia de Historia del Tolima, lo habilita para ser el interlocutor válido en esta urgencia educativa, indispensable para el mejoramiento del desempeño de los estudiantes, desde una educación contextualizada, pertinente e inmediata, así esta generación logrará en el futuro, propiciar un mejor país.

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