Turbulencia y sin tripulación

Diego Fernando Jiménez

En el primer semestre del 2019, Germán Efromovich, principal accionista de Avianca, perdió el poder en la empresa que ayudó a forjar y de la cual es el principal accionista. La devaluación, precios de los combustibles y la estrategia de crecimiento son temas que los medios económicos han socializado ampliamente sobre la situación de Avianca. La compañía tuvo que afrontar un problema que no esperaba, y fueron las deudas provocadas por la situación en Venezuela, lo que le provocó un problema de liquidez que se estima en US$200 millones.

El nivel de endeudamiento se consideró elevado. A pesar de ello, emprendieron un plan de choque que al comienzo dio resultados y luego se frenó radicalmente debido a la huelga de pilotos en septiembre de 2017, que le costó a la aerolínea más de US$300 millones. A las dificultades financieras, como consecuencia del paro, se sumó una fuerte crisis reputacional, debido a que los índices de servicio de la compañía desmejoraron dramáticamente, por la cantidad de vuelos cancelados.

Volar con Avianca se volvió una amarga experiencia durante casi un año. A esto se sumaron algunos factores de liderazgo que están levemente reseñados en reconocidos medios económicos. Efromovich tuvo que resolver problemáticas en las operaciones de Brasil y Argentina, lo que lo habría distanciado de sus labores en Colombia. El hecho más significativo fue que no estuvo presente en las juntas directivas a principios de este año. Al parecer, el incumplimiento de un contrato de préstamo que firmaron United Airlines y el Grupo Sinergy, propiedad de Efromovich hizo que United, con una movida jurídica, nombrara a Kinsgsland, accionista minoritario de la aerolínea colombiana, como la nueva cabeza de la empresa.

Como si fuera poco, las publicaciones en mención dan a conocer aspectos vergonzosos del entonces presidente de la firma Hernán Rincón. El ejecutivo tenía una personalidad fría, a tal nivel que cuando alguien se hacía presente en su oficina, Rincón ponía un reloj de arena para indicarles que la reunión solo iba a durar el tiempo determinado por aquel elemento. En más de una ocasión, esa práctica y la poca escucha a sus subalternos, fueron consideradas como groserías por parte de sus interlocutores. Además, solo trabajaba cuatro días en Colombia y los jueves se regresaba a Miami.

Cuando Efromovich volvió a estar al tanto de los asuntos de la empresa en Colombia, se dio cuenta de que distintos indicadores habían desmejorado, entre ellos uno de los más importantes en una aerolínea: la puntualidad. Pero ya era tarde. La huelga de pilotos y la crisis financiera tuvo el manejo de un presidente ejecutivo carente de muchas competencias, que lo conllevó a quedarse sin equipo en un momento difícil, y eso prendió las alarmas en los socios estratégicos.

Efromovich y Rincón, principales “pilotos” de Avianca durante la turbulencia, no contaron con una tripulación que los respaldara para retomar el control. Por el contrario, el descenso de ambos fue inevitable. Rincón renunció hace dos meses. Efromovich sigue siendo accionista mayoritario, pero sin derecho a decidir en la compañía que lleva en su corazón.

Consultor en comunicaciones y publicidad

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