Oportunidades para mejorar

Diego Fernando Jiménez

El gobernador del Tolima Óscar Barreto y el alcalde de Ibagué Guillermo Alfonso Jaramillo, no hicieron equipo en el periodo que está a punto de terminar. A Ibagué se le nota. En campaña, prácticamente todos los candidatos prometen articular su plan de gobierno con su colega seccional, la academia y los gremios económicos para impulsar proyectos que beneficien la ciudad y el departamento. Pero algunos políticos no paran de mostrar sus logros propios porque se traducen en imagen y votos para seguir escalonando en sus aspiraciones.

El Dane reveló recientemente que en el periodo comprendido de junio a agosto del año en curso, Colombia alcanzó 5,6 millones de trabajadores informales. De acuerdo con este reporte, entre las 23 ciudades y sus áreas metropolitanas, la informalidad se ubicó en el 47%. Ibagué se encuentra en el 52,8%, es decir que 125 mil personas están ocupadas por medio de una labor informal.

Es evidente que no despegamos hacia cambios relevantes y que las condiciones labores son también resultado de la pobre articulación de los gobiernos.

Los ibaguereños estamos cansados de la retórica que nos compara con otras ciudades en materia de empleo, turismo e infraestructura. Ya estamos acostumbramos a ver costosas rendiciones de cuentas donde cada gobernante presume de sus indicadores y entregas minúsculas que, por ley, deben hacer.

Ojalá esta contienda electoral permita pasar de las rendiciones insulsas a reuniones donde la gente asista a recibir noticias de proyectos tangibles. Es un deseo colectivo que las rendiciones de cuentas de los nuevos mandatarios evidencien impacto en la generación de empleo, la reactivación económica, la mejoría en la prestación de servicios de salud y la proyección del turismo como eje transversal de competitividad para el municipio y el departamento.

En Medellín, el turismo de negocios y eventos ocupa el primer lugar en el PIB. Una ciudad admirada a nivel nacional e internacional que recibe a millones de personas al año por motivo de ferias, congresos, simposios y eventos culturales. Pero es posible gracias a las condiciones que ofrece la ciudad, no solo es cuestión de marketing como algunos insinúan.

Ibagué tiene todo para hacerlo y como reza la frase de cajón no hemos “organizado la casa”. Y no lo hemos hecho porque quienes han tenido la posibilidad en sus manos, van cada uno por su lado. No tenemos un centro de convenciones; el sector gastronómico y hotelero no tienen ningún tipo de incentivo; no hay una solución definitiva para la conectividad aérea y cada gobierno realiza sus actividades de manera individual. Una muestra de lo anterior son los eventos de ciudad en donde las entidades que los financian se apoderan de ellos como una herramienta de visibilidad política: nuestra feria gastronómica, nuestro festival de folclor, nuestro festival de música, nuestra feria de moda, entre otros. El mismo Día del Tamal podría ser más atractivo para el turista si todas las instituciones lo organizaran en conjunto.

Necesitamos del liderazgo de personas sin apasionamientos, sin maquinarias, sin arrogancia y sin aspiraciones distintas a materializar proyectos para que el Tolima y su capital avancen de una vez por todas.

Consultor en comunicaciones y publicidad

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