El llamado de Francisco en la Encíclica “Fratelli Tutti”

Jorge Ancizar Cabrera

“Señor y padre de la humanidad, infunde en nuestros corazones un espíritu de hermanos. Inspiramos un sueño de reencuentro, de diálogo de justicia y de paz”. Papa Francisco.
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San Francisco de Asís, su verdadero nombre Giovanni di Pietro, nació en Asís, Umbría, Italia, en 1182 y murió en Asís, Umbría, Italia, el 3 de Octubre de 1226, ejemplo de Humildad y  Armonía con la Naturaleza y la Paz. Se consagró a la vida eremítica, fue el fundador de la Orden Hermanos Menores, llamada Orden Franciscana, cuya regla fue aprobada por el Papa Inocencio III en 1210, posteriormente, fundó la de las Clarisas (1212), junto a Clara de Asís, y la Orden Tercera de Penitencia (1223).

Escribió el Cántico de las Criaturas o del Hermano Sol (1225). El Cántico de las Criaturas de Francisco de Asís resume toda su espiritualidad y toda su vida, porque elogia a Dios como parte de todo el mundo creado. Elige los cuatro elementos, la tierra, el agua, el aire y el fuego y los llama Hermano Fuego, Hermana Agua, Hermano Viento y Hermana Madre Tierra. Encontró a Cristo en la humildad, la  pobreza y su consigna que le llegaba a todos con su nobleza al saludarlos: “La Paz del Señor sea contigo”.

El diálogo es un instrumento útil y necesario para dirimir las tempestades violentas que se puede agudizar cada día con la pérdida de vidas humanas,  superar las desigualdades, la discriminación, los conflictos, el respeto a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario globalmente y llegar así al entendimiento mutuo.

Una habilidad de la paz unida al diálogo  como ayuda pedagógica y de ellos se desprende la conciliación, los puntos de consenso y los acuerdos, como una salida madura y civilizada de la resolución de los conflictos.  Esto señala positivamente en avanzar en el camino de la paz y la convivencia para lograr que en el conflicto haya un camino de diálogo y concertación en el logro de la paz, el reconocimiento del adversario como opositor ideológico y el respeto de los mismos actores, para llegar a la confianza y así superar los antagonismos.

El mensaje del Papa Francisco en su tercera Encíclica es un llamado muy importante a todos, hoy más que nunca en la reflexión del cambio que el mundo requiere en momentos del coronavirus Covid-19 y después de la tragedia universal.

Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936 se convirtió en el Papa de la Iglesia Católica Romana n° 266, el 13 de marzo de 2013, proclamándose a sí mismo Papa Francisco en honor a San Francisco de Asís.

El Papa Francisco “ha querido reconocer su inspiración en San Francisco, siguiendo al Santo de Asís nos invita a soñar juntos y hacer frente a las sombra de los conflictos, los sufrimientos y el conformismo”.

Y nos indica a la humanidad que: “Estamos cada vez más divididos, más solos. Se descarta a los que no son útiles, a los que no sirven. Muchos pierden derechos y sufren nuevas formas de esclavitud”. Y la pregunta que el Papa Francisco se hace: “¿dónde queda la dignidad humana?

El buen samaritano nos muestra que hay caminos de esperanza. El herido tirado en el camino es ignorado por muchos. Solo uno se detuvo y le regaló cercanía. En el mundo de hoy con tantas heridas abiertas, ¿pasamos de largo? ¿somos como el buen samaritano? Hemos de elegir.

Llegar a las periferias donde viven los “exiliados ocultos”. Pensar en la dignidad de cada persona. Cuidar unos de otros. Entregarnos sinceramente a los demás. Podemos hacer muchas cosas para evitar el mayor peligro: no amar. El ser humano no tiene fronteras. Frente a los límites, podemos acoger, proteger, promover e integrar a las personas diferentes que llegan.

Abramos lo local a lo universal, enriqueciéndose con otras culturas. ¿Puede existir la fraternidad universal y la paz social sin una buena política? Que sea una suma de la voluntad de individuos y avance hacia la justicia para todos. Una política que lleve la dignidad humana al centro y tenga la caridad social como eje. Que afronte los problemas del mundo de hoy y renueve las estructuras y organizaciones sociales. Que se abra a todos y globalice los derechos humanos más básicos. El diálogo ha de ser la base de la política. Un diálogo que respeta el punto de vista del otro.

Y también buscar la amistad social en el encuentro con los más desfavorecidos. Así podemos hacer más: curar las heridas del desencuentro y restablecer la paz. La verdadera reconciliación se alcanza de manera proactiva “en el conflicto, superándolo a través del diálogo. Así llegaremos al perdón,  y lograremos la reconciliación. El diálogo entre religiones hace presente a Dios en nuestras sociedades. La violencia no encuentra fundamento en las convicciones religiosas sino en sus deformaciones. Entre las religiones es posible establecer amistad, paz, armonía y compartir valores: un camino de paz. El punto de partida debe ser la mirada de Dios. Porque Dios no mira con los ojos. Dios mira con el corazón".

De ahí que se haga necesaria la lectura y análisis de esta Encíclica del Papa Francisco que convoca a la Fraternidad, al respeto y a la igualdad, en los fundamentos de la justicia social.

JORGE ANCÍZAR CABRERA REYES

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