No le hagamos apología al delito

José Adrián Monroy

Tasajera es un corregimiento del municipio de Pueblo Viejo, ubicado en la parte norte del departamento del Magdalena.
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Conocimos de su existencia porque hace unos cuantos días, un camión cisterna que transportaba gasolina hacia Barranquilla por la transversal caribe se volcó en ese lugar. Mientras sus habitantes saqueaban el combustible y desvalijaban el vehículo, sobreviene una explosión que hasta ayer, ya sumaba 34 víctimas fatales. Toda una tragedia.

Lo que allí ocurrió es la repetición de lo que pasa constantemente en muchas vías de nuestro país, eso no es nuevo; en algunos sitios es costumbre que a cuanto carro se vare o se accidente, le caen como aves de rapiña para robar mercancías o artículos que se encuentren. Es más, hay muchos casos documentados, en donde sin importar la condición en la que encuentren las personas (muertos o heridos) les llegan, no con el propósito de auxiliarlos, sino de hurtarles sus objetos de valor.

Pueblo Viejo es uno de los municipios más pobres del país, en su mayoría, sus residentes viven de la pesca, pero, no es suficiente para sustentar su economía, por lo que muchos recurren a la ilegalidad. De Tasajera, específicamente no se conoce mucho, lo que sí se sabe es que no cuenta con agua potable, ni alcantarillado y el servicio eléctrico solo tiene un 70% de cobertura.

Sin embargo, eso jamás justificará lo que hacen. Robarle a los que transiten por esas vías los hace delincuentes, no pueden tener otro apelativo, independiente de la razón o el motivo que los lleve a cometer esos actos, no es excusa, eso los hace unos ladrones.

A cierto sector de la opinión pública, para los que ya es habitual generar conflictos ideológicos por todo, le atribuyen la responsabilidad de lo acontecido exclusivamente al Estado, en el sentido que no se le ha proporcionado a esa población oportunidades de desarrollo económico, disculpando la actitud de la gente que dio pie a semejante desgracia, para sacarle provecho politiquero a la situación.

Lo sucedido en Tasajera es un claro ejemplo de todo lo que está mal. Por un lado, está la falta de presencia estatal para cumplir con uno de sus fines, el de servir a la comunidad promoviendo la prosperidad general, puntualmente satisfaciendo las necesidades básicas de esas zonas que no tienen saneamiento básico ni cobertura plena de servicios públicos.

Por el otro, lo invertidos que están los valores en nuestra sociedad, pues nadie puede celebrar la muerte de una persona bajo ninguna circunstancia, pero desconocer que obraron mal y que fueron ellos mismos los que pusieron en riesgo su vida y la de los demás, es hacerle apología al delito y seguir por la senda del todo vale, al caído caerle y obtener el mejor provecho al mínimo esfuerzo.

JOSÉ ADRIÁN MONROY

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