Comentarios sobre la minga

José Adrián Monroy

Sin duda, de todas las cosas que están pasando en el país, la de mayor trascendencia en este momento es la movilización indígena que se reunió en Cali y va hacia Bogotá, y está conformada por indígenas del suroccidente de Colombia, específicamente de los departamentos de Nariño, Cauca, Huila, Valle, Caldas y Putumayo. A esa congregación indígena se le denomina “MINGA”.
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La palabra MINGA viene del quechua mink’a o minga, que significa trabajo colectivo hecho en favor de la comunidad o solicitar ayuda prometiendo algo; es una tradición precolombina de trabajo comunitario o colectivo voluntario con fines de utilidad social o de carácter recíproco, actualmente vigente en varios países latinoamericanos.

Según sus organizadores, son varias razones por las que la minga indígena se moviliza, pero la motivación principal es el respeto a la vida y el reconocimiento de las poblaciones indígenas, pues la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) establece que en el país hay 102 pueblos indígenas, pero el Gobierno solo reconoce 87; adicionalmente, reclaman que actualmente no se respeta la vida de los colombianos, principalmente la de la población aborigen y la de líderes sociales. Por esta razón, la minga busca reunirse con el presidente Iván Duque para llegar a un acuerdo y  a su vez, quiere que se le dé la espalda al ‘fracking’, que se combata la corrupción, que se establezcan diálogos con el Eln y se respeten los acuerdos de La Habana.

Entonces, más allá de estigmatizar, deslegitimar o defender los propósitos de la minga, porque eso merecería un escrito aparte, hay algo de esta situación que me preocupa y es la que quiero poner hoy de presente; el riesgo de salud pública que implica una manifestación de semejantes proporciones.

De acuerdo a los líderes indígenas, son cerca de siete mil personas las que vienen circulando hacia la capital del país, y por las imágenes que se ven en televisión y redes sociales, en sus traslados, ya sea caminando, en buses, chivas o carros particulares, no hay unos protocolos de seguridad rigurosos, empezando por el tan reiterado distanciamiento social; por lo que considero, no era la oportunidad de hacer peticiones de este tipo en medio de la pandemia que vivimos y cuando el aumento en el caso de contagiados es exponencial.

Esta clase de acciones deben ser revisadas por el gobierno nacional, no con el objetivo de que se les prive el derecho constitucional a la protesta, toda vez que debe garantizarse para cualquier colombiano, sino que, al momento de hacer las evaluaciones para lo que se viene por el rebrote que hay en el mundo, no se tenga como primer medida cerrar el comercio, volver a los toques de queda y confinamientos, afectando empresarios, comerciantes y nuestra economía en general, ya que como se evidencia, son muchos los factores que influyen a que el virus se propague, como la minga.

JOSÉ ADRIÁN MONROY

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