¡Adios 2020!

José Adrián Monroy

El 2020 inició como un año esperanzador, era el fin de una década y la puerta de entrada a lo que serían tiempos de oportunidades, progreso y desarrollo para todos; pero llegó la pandemia, y con ella, se derrumbaron las expectativas y los sueños de muchos.
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Aunque a ciertas personas les fue bien, la inmensa mayoría no se recupera de lo que todavía nos golpea, no obstante, las situaciones adversas son importantes porque nos permiten aprender de los errores para poder seguir y allí radica nuestro problema, que a pesar de lo difícil que ha sido todo este tiempo de confinamientos, toques de queda, crisis sanitaria y económica, algunos no han aprendido de semejante lección que nos da la vida.

Por ejemplo, algo tan elemental como cuidarse asi mismo, tener distanciamiento social, utilizar el tapabocas y demás recomendaciones que a diario se hacen, no son acatadas por algunos que piensan que esto es un juego, pues ponen en riesgo no solo su integridad personal, sino la de su familia y todo su entorno, o el egoísmo y la falta de solidaridad del sector bancario o del propio gobierno nacional; por los visto, esta época tan compleja sacó a flote lo peor de nosotros mismos, entonces me pregunto: ¿con esta clase de actuaciones, que será de nuestro futuro?.

Ese es el gran obstáculo que enfrenta esta sociedad, que más allá de pedir un cambio de gobierno, de protestar en contra del sistema, de pelear por tendencias ideológicas o políticas, no habrá, cambio sustancial y efectivo, si la transformación a la que tanto se aspira no empieza por cada uno de nosotros; ese es el punto de partida para que tengamos una mejor ciudad, una mejor región, un mejor país.

Si el peor año de la historia reciente de la humanidad no nos hace concientizar, que de la evolución personal depende la evolución colectiva, “apague y vámonos”;  por eso nos pasa lo que nos pasa. El respeto, el amor, la tolerancia, la equidad, la responsabilidad, la honestidad, la paz y la lealtad,  deben ser el camino que emprendamos para cambiar de mentalidad y así, contribuir a que todo cambie, ese es mi deseo para el año 2021, el crecimiento personal de todos.

Por último, aprovecho para agradecer a todos los que este año leyeron mis escritos, al periódico el Nuevo Día y a todo su equipo de trabajo por la deferencia de siempre; anhelo, que en la navidad Dios haya llenado sus hogares con paz y armonía, que en el 2021 todos sus objetivos, proyectos y metas sean una realidad, y que el 2020 sea un año para el olvido.  ¡Un gran abrazo para todos!

JOSÉ ADRIÁN MONROY

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