Al oído de los precandidatos

José Gregorio Hernández

Estamos a pocos meses de las elecciones, y lo cierto es que, por paradoja, pese a existir un gran número de precandidatos -entendemos que más de sesenta-, habiendo tantos problemas sin resolver y tantas necesidades y urgencias, reina el desconcierto más absoluto acerca del inmediato futuro de la sociedad, del Estado, de la justicia, de la economía, de la ecología, de la paz.
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Es de veras lamentable la pobreza del debate político. En su mayoría, los precandidatos carecen de ideas, programas y propuestas. Su único objetivo -expreso o tácito- consiste en derrotar a Gustavo Petro, y ni siquiera saben por qué, ni cómo responder con seriedad a las propuestas que formula.

¿Qué proponen los aspirantes para realizar el Estado Social y Democrático de Derecho, cuando el más reciente informe del Banco Mundial declara que Colombia tiene el deshonroso primer puesto como el país más desigual entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, y es, además, el más desigual de América Latina y el Caribe, después de Brasil?

¿Cuál será la política -hoy inexistente- sobre el plan de exterminio que se adelanta en el territorio nacional contra líderes sociales, desmovilizados, campesinos e indígenas, defensores del ambiente y de Derechos Humanos? ¿Qué harán por la paz?

¿Qué harán en el campo de la educación? ¿En vivienda, empleo y trabajo? ¿Y contra el hambre y la desnutrición de los niños?

¿Tras un Gobierno vacilante y un Congreso indiferente en materia de salud, protección ambiental y equilibrio ecológico -como lo demuestra lo ocurrido con el Acuerdo de Escazú-, cuál es la posición de los precandidatos en esas materias?

¿Lucharán contra el narcotráfico, y qué proponen en concreto, con fundamento y solidez?

¿Reforma a la Policía, más allá de los uniformes?

¿Cuál será su política de relaciones exteriores? ¿Cuál su política respecto a Venezuela? ¿Qué pasará durante su eventual gobierno en la zona fronteriza? ¿Y qué con las relaciones diplomáticas y consulares?

¿Qué tienen previsto sobre reforma a la administración de justicia, a la Fiscalía y a los órganos de control? ¿Les parece muy bien que sigan las postulaciones y elecciones con criterios como recomendaciones políticas, amiguismo, compañerismo, clientelismo, compromisos burocráticos, en vez del mérito y la preparación de los postulados?

¿No les parece que en el país hace falta fijar una verdadera política criminal, revisar el sistema penal acusatorio, las causas de la impunidad, la grave situación de las cárceles, los privilegios de cuello blanco, el complejo sistema de fueros y las posibilidades actuales que tienen algunos de seleccionar a sus jueces, a gusto y conveniencia?

¿Les parece que todo va bien en punto de las acciones que el Estado está en mora de emprender, de verdad, con efectividad y sin contemplaciones, contra las muchas modalidades de corrupción?

¿Cuál es su política tributaria? ¿Continuará el sistema vigente, inequitativo, irrazonable, regresivo, antitécnico, que exonera a los ricos, castiga a los pobres y a la clase media, e impide a las pequeñas y medianas empresas y a los profesionales independientes ejercer su actividad sin la pesada carga de los gravámenes y las exacciones?

¿Seguirán con la mermelada? ¿Les gusta o no?

Precandidatos: hablen con claridad, transparencia, rigor y auténtico compromiso. Defínanse. Presenten algo concreto. Salgan de la politiquería y entren en la alta política, que es algo muy diferente.

JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO

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