Aislamiento voluntario Sí, vida social No

Juan Manuel Díaz

Colombia entera completó algo más de dos meses en confinamiento. Salvo algunos irresponsables que violaron las restricciones de la cuarentena, la inmensa mayoría de compatriotas acató las normas de aislamiento, incluso cuando el pasado 18 de marzo, el mismo Presidente de la República en un ataque de egos, desautorizó a los mandatarios regionales, y tumbó momentáneamente los decretos de toque de queda de todos los departamentos y municipios del país.
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Han sido más de seis difíciles semanas, en los que de una u otra forma, el deteriorado sistema de salud colombiano ha podido echar mano de lo poco que hay para fortalecer en algo sus capacidades, y en la que mentalmente, el ciudadano promedio se ha concientizado de la importancia de protegerse en casa y demás autocuidados.

No obstante, y en esto coincidimos muchos, es justamente que hay que buscar alternativas, para retomar la vida “normal”, y eso incluye la apertura de sectores comerciales de manera gradual. Es más que claro que no podremos vivir de la misma forma como lo veníamos haciendo, y que las clases presenciales, las rumbas, los conciertos, el estadio y otras cosas que ameriten aglomeración, definitivamente tendrán que esperar mucho más.

En ese sentido, desde el Gobierno Municipal, se anunció recientemente un aislamiento voluntario en Ibagué a partir del 1 de junio, para que ello permita la reactivación del comercio, y de alguna manera la normalización de otros sectores, a donde la crisis ha pegado con fuerza: los independientes, los trabajadores informales, los empresarios y los emprendedores.

Desde luego que aquello de “voluntario” genera temor, máxime cuando no han faltado los absurdos que han violado la cuarentena de todas las formas posibles, pero es allí, cuando las autoridades deben ejercer un control eficaz, no solo con las campañas de lavado de manos, sino con el control de vagos que se dejan ver en algunas zonas de la ciudad sin justificación alguna.

Permitir los desplazamientos a cualquier hora del día y con las medidas de bioseguridad requeridas, es un gran avance, sobre todo cuando no solo está en peligro la economía de muchos trabajadores del día a día que ya no tienen como sostenerse estando confinados, sino también la salud mental y los lazos familiares de quienes no han podido reunirse por cuenta del encierro.

¿Requerimos ley seca? -Claro que la requerimos, ¿necesitamos un toque de queda nocturno? -Es probable que sí, pero que las medidas de prohibición se cambien por las medidas de cultura ciudadana y responsabilidad civil, es un reto al que los ibaguereños no podemos ser inferiores.

JUAN MANUEL DÍAZ

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