Calmar los ánimos

Juan Manuel Díaz

Lo que sí es necesario decir es que el país está requiriendo con urgencia una reforma a la institución, y no solo a la Policía, sino al Ejército, no para desmeritar, ni para quitar funciones tan necesarias para la defensa de la soberanía y la seguridad, sino para fundamentarlas sobre una base al respeto por los derechos humanos.
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El “realismo trágico” de la sociedad colombiana ha visto pasar días difíciles por cuenta de las manifestaciones que tuvieron lugar, a raíz del brutal asesinato de Javier Ordóñez a manos de dos agentes de la Policía en Bogotá, hecho repudiable desde todo punto de vista.

Por estos días la realidad del país del “sagrado corazón” vive sus peores momentos desde la firma de los acuerdos de paz de La Habana, por causa de los atropellos y la represión de la Policía, que ante las dignas rabias de la ciudadanía que ha salido a manifestarse masivamente por las masacres, los asesinatos, y algunas decisiones desacertadas del gobierno; ha salido a disparar y a maltratar a diestra y siniestra.

Preocupa en demasía que además de la represión al estilo de Venezuela, los vándalos que buscan pescar en río revuelto han aprovechado la coyuntura para generar un caos innecesario y un ambiente de zozobra, que le da valor a esa frase cliché que pudiera sonar aburrida, pero que cobra mucho sentido por estos días: la violencia solo genera violencia.

Desde tiempos inmemorables en todo el mundo, sobre las autoridades de policía recaen miles de acusaciones de abuso de autoridad, y para no ir muy lejos basta con recordar el sonado caso de George Floyd en Estados Unidos. En Colombia no somos ajenos a ello.

Lo que sí es necesario decir es que el país está requiriendo con urgencia una reforma a la institución, y no solo a la Policía, sino al Ejército, no para desmeritar, ni para quitar funciones tan necesarias para la defensa de la soberanía y la seguridad, sino para fundamentarlas sobre una base al respeto por los derechos humanos.

Tampoco podemos congratularnos con el ánimo incendiario con el que el hoy candidato presidencial Gustavo Petro ha abordado la situación. Hoy más que nunca necesitamos manifestar los descontentos, pero con acciones de reconciliación y perdón, sin atizar la guerra y destrozar todo. Qué mejor ejemplo que el de las Farc el pasado lunes, cuando a través de una carta bastante sentida, reconocen su accionar criminal durante la guerra y piden perdón por los secuestros sin minimizar la responsabilidad al menos en ello. La verdad nos hará libres.

JUAN MANUEL DÍAZ

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