El fin de semana pasado hubo nuevamente medida de confinamiento total en Ibagué. Salvo domiciliarios y taxis, y uno que otro carro particular, las calles de la ciudad estuvieron en silencio y tensa calma, por cuenta de la restricción decretada desde el Gobierno nacional.

UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas, UseTapabocas.

Hay sentimientos encontrados por estos días en el mundo. Por un lado, estamos a la expectativa de la llegada de la vacuna y en la lucha contra el virus, y por el otro, mañana será navidad, y el Niño Dios tendrá que nacer con tapabocas incluido, debido al gran número de contagios y muertes que tienen las UCI colapsadas en el país.

Estoy absolutamente de acuerdo con las incontables críticas generadas recientemente en Ibagué, por cuenta del cambio de color de un letrero ubicado en una de las plazoletas de la ciudad. De hecho, también manifesté mi inconformismo, en redes sociales, pues además de que los colores de nuestra bandera han ido siendo remplazados por el amarillo y azul al estilo de La Bombonera, la respuesta del gerente de la Gestora Urbana frente a ello, fue insuficiente y parecía carecer de verdad.

Esta semana cumplí mis primeros 30 años de vida, y como era de esperarse, las personas cercanas siempre son responsables de agasajos y homenajes sencillos, pero sentidos en medio de las restricciones pandémicas.

Esta semana me encontré con una vieja entrevista que había dado en el último año de su gobierno, el hoy preso exalcalde de Ibagué: Luis H. Rodríguez, donde se autodenominaba como “muy generoso y buena persona”, al punto de que muchos “abusaban de ello”.

Luego de más de tres días de incertidumbre, los medios finalmente informaron que Joe Biden había ganado la elección presidencial en Estados Unidos. Con una votación histórica, la más alta en la historia de ese país, el ex vicepresidente de Obama regirá los destinos americanos, luego del tortuoso mandato de Donald Trump, que, a hoy, todavía no ha reconocido su derrota.

Más rápido que de costumbre se nos ha ido este año en medio de las dificultades económicas, la zozobra y el dolor de la gente cercana que ha fallecido por causa del Covid-19. Ese inclemente virus del que poco sabíamos y rara vez nos imaginamos que nos cambiaría la vida.

Nací una noche decembrina en la Ibagué del año 1990, más exactamente en el centro médico La Quinta. Desde entonces he apropiado con el corazón cada espacio de la ciudad, cada lugar, e incluso con nostalgia recuerdo muchas cosas que quedaron solamente en la memoria de algunos ibaguereños.

No ha habido en Colombia un jugador más importante en la historia del fútbol, como lo es James David Rodríguez Rubio. Por supuesto que sonó mal que él mismo en medio de la picardía que quizás se niega a abandonarlo; lo dijera en medio de esas entrevistas que tanto nos hacen sufrir por su dificultad para expresarse, pero esa es la realidad y sus haters colombianos muy bien lo saben, aunque no les guste reconocerlo.