Arauca ha sido un departamento ganadero desde siempre, y petrolero más recientemente, desde la década de los ochenta del siglo pasado, cuando, por fin, empezó a aparecer oro negro de este lado de la frontera. Es también uno de los departamentos de la OrinoquÃa que hoy miran con ojos codiciosos, además de las multinacionales petroleras que se chupan el subsuelo, también las grandes empresas de agricultura extensiva que compiten por la tierra con la tradicional actividad ganadera, que en Arauca es además una verdadera cultura.
Pero Arauca hace parte, además, de ese inmenso entorno rural que no ha logrado integrarse plenamente al desarrollo y a la modernidad, a pesar de los avances relativos financiados con la jugosa bolsa de las regalÃas.
Por ello, Arauca ha sido, y lo que es peor, no ha dejado de ser escenario de la violencia de todas las marcas, que aún se resiste a desaparecer bajo la acción persistente y valerosa de la Fuerza Pública.
El ELN está celebrando, con más terror, la efemérides de más de tres décadas de violencia de uno de sus frentes, y no encontró mejor forma que decretar un ‘paro armado’ con amenazas para quienes transitaran por las carreteras y abrieran sus comercios.
No valió la convocatoria de las autoridades civiles y militares; no valió la fuerte presencia militar en las carreteras y en los centros urbanos; los araucanos cedieron a la amenaza terrorista. Es desolador el panorama de toque de queda que mostraron los noticieros. ¿Por qué?
El terror paralizante es un fenómeno que afecta a los individuos y como tal es estudiado por la sicologÃa, pero también afecta a las sociedades frente a una amenaza latente, que está ahÃ, que puede convertirse en desgracia.
Esto sucede en Arauca. Hoy hay un operativo impresionante para conjurar la amenaza del paro armado, pero los araucanos saben que no puede ser permanente. Y lo que es peor, saben que, a pesar de la presencia importante de la Fuerza Pública, la guerrilla va y viene a uno y otro lado de ese Arauca vibrador que comparten con Venezuela.
Para el gobernador Ataya, “la frontera es el problema número uno para el departamento de Arauca porque la guerrilla existe, se encuentra y sus campamentos están todavÃa en territorio venezolano…â€.
Por todo ello, a partir de un sÃmil que me parece válido, le hago al señor ministro Pinzón y al Gobierno Nacional una propuesta en nombre de los ganaderos y de toda la comarca araucana. Los ganaderos colombianos, conjuntamente con el ICA y atendiendo requerimientos de las autoridades sanitarias internacionales, creamos en esa misma frontera una Zona de Alta Vigilancia –ZAV, con estrictos controles para evitar la circulación del virus de la fiebre aftosa proveniente de Venezuela, paÃs que está muy lejos de nuestros esfuerzos sanitarios contra la enfermedad.
Señor Ministro: Para que los araucanos puedan superar ese terror paralizante, consolide una Zona de Alta Vigilancia, una ZAV militar con estrictos y permanentes controles para que el virus de la inseguridad no circule libremente desde un paÃs que, al parecer, a pesar de los logros diplomáticos recientes, todavÃa está muy lejos de nuestros esfuerzos militares contra la violencia. A los ganaderos nos ha funcionado.
(*) Presidente ejecutivo de Fedegán
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