Las violaciones del Eln al cese bilateral fueron pan de cada día, incluido el asesinato confeso de un gobernador indígena. Pero los elenos estaban esperando a que terminara la falsa tregua, a la medianoche del 9 de enero, para mostrarle al país que aprendieron la exitosa estrategia de negociación de las Farc.
Primero: exigir cese bilateral para presionar al Gobierno a incumplir su obligación constitucional de preservar la seguridad en todo momento y en todo el territorio.
Segundo: romper el cese al fuego, pero soslayando su responsabilidad o pidiendo perdón cínicamente, como en el caso del gobernador, mientras exigen la continuidad del cese y de las negociaciones para tener a raya a la Fuerza Pública y al Gobierno extorsionado en la mesa.
Tercero: Golpear con violencia terrorista para lograr de un gobierno débil la renovación del cese bilateral. Con el mismo objetivo, las Farc asesinaron a 11 soldados en abril de 2015 y, a mediados del mismo año, en apenas 56 días, la Defensoría documentó ¡64 atentados terroristas!
En ese momento, Santos sentenció que: “Si esa es la forma de buscar apoyo para ese proceso de paz, se equivocan de cabo a rabo”. Pero el equivocado era el Presidente, porque las Farc lograron sus objetivos: cese bilateral y, luego, Acuerdo con impunidad, acceso a la política y lesión enorme al Estado de Derecho.
Hoy vuelve y juega con el ELN. ¿Acaso es voluntad de paz atacar el oleoducto con enorme daño ambiental y a las comunidades que dicen defender, el mismo día en que roban cámara en la reanudación de negociaciones? ¿Acaso es voluntad de paz atacar puestos de la Armada sin razón alguna o asesinar a mansalva a un soldado y dos policías?
Es inaceptable y cínica la declaración del narcoterrorista Beltrán, echándole la culpa a “la compleja situación de conflicto que sufre el país”. Pero es más cínica su amenaza: “Si no hay una pronta respuesta del gobierno para solucionar la crisis, la delegación del Eln se retiraría”. Como quien dice: si no se sientan juiciosos para la foto en Quito, seguimos explotando el tubo y dando bala.
El cinismo guerrillero es proporcional a la debilidad de un Presidente que cuenta los días, más interesado en justificar un Nobel que en una paz verdadera. Para guardar las apariencias, hoy suspende las negociaciones y habla duro, pero la claudicación es cuestión de días.
No entiendo además, qué podrá negociar un gobierno al que le quedan seis meses, con una desaprobación del 74% y que ya entregó todo en La Habana. La negociación con el Eln es, a todas luces, una farsa o una segunda irresponsabilidad histórica.
Todos queremos la paz, pero con dignidad y respeto a los héroes de Colombia, hoy asesinados y ultrajados con las manos atadas a un mentiroso cese bilateral. La violencia del Eln y sus exigencias son una infamia. La debilidad del Gobierno una vergüenza.
@jflafaurie
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