Tierra y solidaridad ganadera

Hace ocho días compartí con mis lectores que debió ser grato para el dueño de la finca invadida en Curumaní, Cesar, ver en su predio a muchos ganaderos “que no llegaban con ánimo retador ni violento, sino a decir ‘aquí estamos’, para acompañarlo solidariamente y apoyar con su presencia a las autoridades”. 

La tierra invadida

Tiempos difíciles se avizoran para los productores agropecuarios, no tanto por el propósito del gobierno de profundizar el Fondo Gratuito de 3 millones de hectáreas para campesinos sin tierra o con tierra insuficiente, sino por la incertidumbre sobre cómo se obtendrán esas tierras, y por la amenaza de quienes se sienten autorizados para ocupar o invadir fincas productivas, con impactos económicos y sociales traumáticos en la región.

Tierra y Predial

Si algo les indigna a quienes viven en el campo, dedicados a la agricultura o la ganadería; pequeños o grandes productores de comida para los colombianos o para exportar, en medio de grandes necesidades para vivir y producir sin que a nadie parezca importarle, es que, encima de todo, los acusen de que no pagan predial o no pagan lo que debieran.

El Estado y la tierra

La sola propiedad de la tierra no es solución a la pobreza, sin condiciones adecuadas de producción, referidas primero a la capacidad agrológica de la tierra, importante dentro del debate sobre la que presuntamente es improductiva y la que no.

Tierra, competitividad y mercados

Habiendo establecido que hay más tierra en ganadería que en agricultura, aunque no tanta como se afirma y no por capricho, sino por falta de condiciones productivas para la agricultura, cabe reseñar esas condiciones ausentes, que afectan la competitividad y el acceso al mercado, ese conjunto de personas que comprarían nuestro producto por su disponibilidad, calidad y precio, por su poca afectación al ambiente y, tratándose de alimentos, porque su inocuidad. En suma, porque es competitivo.

Tierra y pobreza rural

¿Es la relativa concentración de la tierra la causa de la pobreza rural? Es mi tema anunciado y, para responder, desmenuzo la pregunta. ¿Hay concentración de tierra? Sí la hay, y en todo el mundo. Solo así es posible alimentar a 8.000 millones de personas, aunque, según la FAO, “Entre 702 y 828 millones enfrentaron hambre en 2021”, es decir, el 10 % de la población, un porcentaje que no es mayor por la productividad de una relativa concentración.

El debate sobre el GINI

El coeficiente GINI es una herramienta estadística que mide la desigualdad en la distribución de algo entre una población, ya sea el ingreso o la riqueza, y en el caso de la tierra, ha sido usado para sostener que en Colombia está concentrada en pocas manos.

¿Ganadería vs. Agricultura?

A raíz de la anunciada reforma agraria, resurge la narrativa de que la ganadería “le quita” tierra a la agricultura. Se condena que la tierra fértil se use en ganadería de pastoreo, en lugar de producir alimentos, como si la carne y la leche no lo fueran; un sesgo inaceptable, sobre todo cuando se produce a partir de costosos pastos mejorados que deben sembrarse, regarse y abonarse como cualquier cultivo.

¿Nuevos vientos para el campo?

Soplan nuevos vientos para el campo, aunque no sabemos si serán borrascosos o si impulsarán las pesadas aspas del desarrollo rural. Gustavo Petro es el presidente electo y gobernará de acuerdo a sus motivaciones de izquierda, pero, aun así, ha convocado a la concertación desde su propuesta de convertir al país en potencia productora de alimentos. Quién quita, entonces, que un gobierno de izquierda sí tenga la voluntad política para recuperar el campo, con acciones que deberán ceñirse a la Constitución y la Ley.

¿Nuevos vientos para el campo?

Soplan nuevos vientos para el campo, aunque no sabemos si serán borrascosos o si impulsarán las pesadas aspas del desarrollo rural. Gustavo Petro es el presidente electo y gobernará de acuerdo a sus motivaciones de izquierda, pero, aun así, ha convocado a la concertación desde su propuesta de convertir al país en potencia productora de alimentos. Quién quita, entonces, que un gobierno de izquierda sí tenga la voluntad política para recuperar el campo, con acciones que deberán ceñirse a la Constitución y la Ley.