Desescalamiento del proceso de paz

César Tulio Laserna Ruiz

El proceso de paz debe continuar contra viento y marea. Esto lo queremos todos.  Quedamos a la espera de que se corrijan los errores que se vienen cometiendo por las dos partes, sin terquedad, con sabiduría, aplicando el sentido común y con mucha paciencia. Se debe partir de lo siguiente: el dialogo no es entre iguales, el gobierno es el que tiene el poder, gracias a eso busca un acuerdo con la guerrilla de las Farc, la misma que no está derrotada. El gobierno cumple con la constitución y la ley. La guerrilla no. Las dos partes quieren dar por terminado de la mejor manera el conflicto que tienen. La guerrilla nació con un ideal, el mismo que está superado, ya no estamos ante una guerrilla rural que busca el reparto de la tierra, hoy es además narcotraficante y terrorista.

Lo anterior amerita tener consideraciones adicionales,  puesto que entre sus integrantes hay toda clase de personas con  sus respectivos intereses, no es fácil para sus dirigentes tener un control total. Una cosa es iniciar las conversaciones en medio del conflicto y otra muy distinta continuar en las mismas hoy cuando ya llevan varios años sentados en una mesa de negociaciones. Hay que evolucionar. Se debe  suspender los bombardeos por parte de la fuerza aérea, dado que se volvió a ellos como respuesta a la masacre del Cauca, la que a todas luces fue producto de un error del Ejército. Esto está probado y ya el señor Presidente lo reconoció. No tiene sentido mantener estos bombardeos. Esto de los bombardeos, que fueron un error del señor Presidente porque no aplicó protocolos mínimos de verificación, es lo que nos tiene en medio del terrorismo sin freno que está utilizando como respuesta la guerrilla. Ellos no tienen como enfrentar al ejército palmo a palmo y mucho menos a la aviación que tiene todas las de ganar.

No les queda más que el terrorismo y eso es lo que están haciendo en forma descontrolada. Cuando el gobierno suspenda los bombardeos, como una determinación que demuestre grandeza, los guerrilleros contestaran seguramente con una nueva tregua unilateral indefinida. En ese momento todo volverá a su cauce inteligente y practico. Ya estando en con una situación bajo control de las dos partes, se puede pensar en una tregua bilateral con la guerrilla en lugares de concentración fuera de las fronteras y con vigilancia internacional permanente. Al entrar a Venezuela, Ecuador, Perú y Brasil, los guerrilleros entregan las armas o no según se pacte. Los costos de semejante empresa deben ir por parte iguales entre la guerrilla, el país amigo que los recibe, los gobiernos amigos que tienen modo y desde luego el propio gobierno colombiano.

Ya estando a buen recaudo, cualquier acción será reprimida a sangre y fuego. El tiempo que estén los guerrilleros en la Habana se les debe descontar de su futura pena y a los guerrilleros que están bajo la tregua unilateral o mejor aún en la concentración, se les debe descontar la pena futura. Si la justicia internacional en un momento dado no admite lo que se pacte en materia de penas, lo más lógico es que los guerrilleros que queden afectados deben ser acogidos por un gobierno que no acepte dicha justicia.

Cuando todo esté en un nivel aceptable se deben agilizar las conversaciones, pero sin afán, reitero aquello de que del afán no queda sino el cansancio. Saludamos la determinación que acaba de tomar el señor Presidente consistente en bajar el todo del conflicto y atender las preguntas del público. Si este se gana el premio nobel de la paz al lograr la paz para Colombia, después de corregir sus errores, eso lo celebraremos todos. La guerrilla dio un paso adelante al decretar una nueva tregua unilateral limitada, eso lo saludamos. El gobierno debe reaccionar.

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