“Estoy jodido por todo lado”

libardo Vargas Celemin

Mientras el país arde en las noches con la tea del odio y la brutalidad, en las mañanas algunos colombianos se pegan al televisor con la esperanza de que un ciclista repita la hazaña de aquel 28 de julio del año anterior, cuando un menudo corredor de 22 años se dio el lujo de tomar champaña con sus compañeros de equipo, en plena competencia sobre los Campos Elíseos.
PUBLICIDAD

También se envolvió en el tricolor y vibró con los acordes del himno nacional que se escuchó a una hora inusual. Sin embargo, no siempre se triunfa y ese joven que se convirtió en héroe hace solo un año, ahora para muchos es un irresponsable por no haberse preparado mejor. A Egan Bernal, reventado físicamente, solo le alcanzó el aliento para decir “Estoy jodido por todo lado”.

La definición de la palabra “jodido” que trae el diccionario español - inglés de Oxford designa a la persona que “está mal por alguna causa, como una enfermedad, un problema o una dificultad, por estar decaído o desmoralizado”. Todas estas cosas las padeció Bernal este martes en el Tour de Francia, cuando perdió toda opción de disputar la carrera que ganara el año anterior: estaba enfermo, tenía el peso de la responsabilidad apabullante que le había endosado su equipo, la presión de cronistas deportivos, ocasionales entrenadores o comentaristas improvisados, todos ellos le exigían que debía repetir podio este año, pero a él su espalda y su rodilla lo habían traicionado.

La escena en la que el capo del Inios –Grenadier asume el papel de gregario y se echa la tula con las provisiones de sus compañeros es dramática. Esa situación desanima a cualquiera, pero el corredor de Zipaquirá la asumió con gallardía y trató de cumplir su papel. Tal vez se sintió bajando del pedestal al inframundo escuchando los discursos de quienes en el pasado lo ensalzaban, lo condecoraban y ahora tratan de desterrarlo de sus mentes. No bajó la cabeza, por el contrario, la levantó y un rictus de tristeza se dibujó en su rostro. Pero ayer no pudo más y le tocó dedicarse a ver en la televisión el triunfo de su paisano.

El fanatismo con que muchos profesan su afición al deporte es un mal arraigado entre colombianos, al igual que la violencia y la corrupción. Por ejemplo, guardan silencio cómplice frente a quienes se robaron millones de pesos para construir escenarios deportivos, pero cuando alguien surge con gran esfuerzo, se creen con el derecho a exigirle resultados.

Lo de Egan Bernal es temporal, seguro que muy pronto dará nuevas satisfacciones. El que sí está jodido por todos lados, es el pueblo colombiano que, a la sombra de la pandemia, le han constreñido el futuro.

LIBARDO VARGAS CELEMIN

Comentarios