¿Por qué no fueron todos los que son?

libardo Vargas Celemin

Es costumbre en ferias internacionales del libro seleccionar a un país para rendirle homenaje a su literatura y a sus autores. Desde el 2019 la 80ª Feria de Madrid, seleccionó a Colombia como país invitado para el 2021. Sin embargo, este honor cultural se convirtió en polémica, porque la representación que viajó a Madrid no corresponde a nuestra realidad literaria y se nota claramente un sesgo político.
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El argumento que esgrimió la Ministra de Relaciones Exteriores Martha Lucía Ramírez, luego de lavarse las manos con un enredado discurso donde dijo que no fue responsable, porque solo llegó al ministerio en el mes de mayo pasado, pero que sus funcionarios sí participaron en la escogencia de los invitados y reconoce que: “quiso aprovechar la oportunidad para dar a conocer a tantos otros que no son tan conocidos”. ¿Entonces qué ministra, participó o no participó?

Agregó también la Vicepresidenta que quienes asisten a este importante certamen “Representan lo que es nuestro país, ese país en el que existe una brecha tan grande entre lo que es la realidad de Colombia  y lo que es a veces la imagen de Colombia pobre, desdibujada, limitada, pero realmente nuestro país es infinitamente más grande que la imagen que hay”. 

Estas frases deshilvanadas parecen direccionar el papel de los escritores y exigirles que escriban sobre un país que solo existe en la mente distorsionada de unos gobernantes que no conocen nuestra realidad. Se le olvida a la señora Canciller que él compromiso del artista no es con los burócratas y esquilmadores del erario, sino con las percepciones diversas de este contexto en donde el artista construye sueños y utopías, pero también denuncia iniquidades y exclusiones. 

Quienes intentan controlar las actividades artísticas se olvidan de que el arte es indoblegable frente a la censura y a la represión. Ni siquiera los alemanes con su Cámara de la Cultura del Reich, pudieron dominar todas las manifestaciones artísticas y  vigilar a  sus cultores. Dice el historiador Sergio Vich Sáez, que: 

“Los nazis habían comprendido de tiempo atrás que uno de los vehículos más eficaces para moldear ideológicamente a los alemanes era el dominio de los medios culturales”. Gracias a este engendro se impuso el veto, la destrucción de obras, expulsiones del país y cárcel para los artistas no inscritos. 

En Colombia este procedimiento  parece acelerarse, columnistas silenciados, medios dedicados  a denigrar de adversarios políticos y ahora la factura de cobro a los escritores críticos del sistema.

En Madrid, no están los autores que han recibido premios y han sido reconocidos por lectores, críticos y editores. La razón es muy sencilla.  Ellos no pueden ser neutrales, porque tienen dignidad y no dejarán de mostrar la vida con sus múltiples aristas.

 

LIBARDO VARGAS CELEMIN

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