El paternalismo del poder y sus alcances

libardo Vargas Celemin

La noción de “Paternalismo” según el académico e investigador español Macario Alemany García apunta a una:” extrapolación del modelo de relación paterno-filial a otro tipo de relaciones sociales: por ejemplo, la relación entre el Estado y sus ciudadanos o entre el médico y el paciente. En particular, la analogía se construye no tanto sobre el aspecto del cuidado, como sobre el aspecto del control que entraña el ejercicio de la paternidad. Es la aplicación del modelo del poder paternal (la patria potestas) a otros ámbitos sociales” y eso es precisamente una de las prácticas de común ocurrencia en nuestro país.
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Las autoridades de distintos niveles pretenden siempre solucionar los problemas con la aplicación de estrategias que se centran en ofrecer “dádivas” a los ciudadanos para que, por un lado, se puedan cumplir las estadísticas amañadas, y por el otro se continúe potenciando el paternalismo del poder que les permite manipular a su antojo la autonomía de quienes caen en la trampa de creer en sus falacias.

Esta lucha contra el COVID nos involucra a todos y debiera ser una oportunidad de seducir con otros argumentos, la responsabilidad que nos impone la condición de integrantes de una comunidad y además impulsar el principio de la solidaridad como forma de cohesión de un país.  

Hacerse vacunar no solo es un derecho, sino también una obligación social, pero la forma de convencer a los renuentes que ha optado  el sistema es  recurrir al azar, por eso se entregan bonos para rifas de dinero en efectivo, un ejemplo entre muchos: Toluviejo (Sucre). Pero no solo es dinero en efectivo, en Cali por ejemplo la Alcaldía se inventó el “Festival por la vida” y dieron boletas para que los jóvenes mayores de 18 años que se hicieron vacunar con la primera dosis, el 13 y 14 de noviembre, salieran listos del puesto de vacunación a las graderías del coliseo, como si la inmunidad fuera automática. 

Estas prácticas demuestran que el “pan y circo” es mucho más efectivo que la educación y la formación, pues quienes argumentan  múltiples disculpas para no cumplir con ellos, ni con sus familias y vecinos, si corren por un biológico porque le ofrecen un mendrugo. Este comportamiento obedece a los imaginarios colectivos de muchas personas que justifican esta actitud con un falso axioma que hace parte de sus comportamientos. Es común escuchar el dicho popular que: “Por la plata baila el perro”, pero no se reflexiona sobre sus consecuencias.

Condenamos el paternalismo del poder, porque sus alcances son nefastos. Hoy se hacen vacunar por una entrada a un concierto o para participar en una rifa, mañana cambian el voto por un tamal, una promesa de empleo o una obra que se quedará inconclusa.

 

LIBARDO VARGAS CELEMIN

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