El cruce de la cordillera central, un asunto complejo

libardo Vargas Celemin

Desde hace siglos se ha intentado dominar las cumbres de la Cordillera Central, en un esfuerzo por unir el centro del país con el occidente, pero la falta de proyección, y una visión integral no ha dado una respuesta efectiva y las soluciones se han encaminado a defender intereses de determinados grupos.
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Desde la Colonia esta vía ha sido una historia de fracasos y de sacrificios humanos por lograr la conectividad. Primero fueron los caminos salvajes por las escarpadas montañas donde hombres humildes, especialmente indígenas, eran contratados en Ibagué para el inhumano trabajo de llevar funcionarios, clérigos, científicos y comerciantes en sus espaldas por el camino del Quindío, hasta Cartago. La descripción de los “cargueros”, la hace Humboldt en sus Apuntes: “Es casi imposible imaginar una vida más mísera y sin dinero que la de los cargueros. Alternando los más altos calores con el frío del páramo, expuestos a la humedad de tremendas lluvias tempestuosas, rebajados a verdaderos animales de carga”. 

Un segundo intento fue la construcción de túneles para la vía férrea Ibagué - Armenia, de eso solo quedaron algunos muros y túneles abandonados y la obra fue suspendida a mediados del siglo pasado. El tercer impulso fue la carretera a La línea, que no fue la panacea por múltiples problemas, entre ellos la aparente fragilidad de la cordillera, sus continuos derrumbes y el incremento de la tala de bosques. Por esta razón se volvió a un proyecto de más de cien años de haber sido esbozado.

Se retoma la idea de construir un túnel que, después de muchos problemas financieros, incumplimiento de contratistas, sobrecostos y fallas geológicas encontradas, se inaugura parcialmente, no solo uno, sino veinticinco túneles de distinta extensión. En septiembre del 2020 y obras complementarias en el 2021. 

El objetivo de esta monumental obra es el de reducir la accidentalidad en un 95 % y el tiempo de recorrido en unos cuarenta minutos en promedio.

En palabras del presidente de Colombia: “Esta cordillera que por muchas décadas se sentía impenetrable (…) fue vencida por el ingenio”. Tristemente estas palabras hacen parte de la retórica hueca que usan nuestros dirigentes, porque la realidad demuestra lo contrario, por ejemplo, en solo cinco días del 2022 hemos tenido cierres durante días, trancones permanentes y un dantesco accidente con 8 víctimas fatales, situaciones que habrían podido mitigarse en parte, si existiera un verdadero control de la vía y campañas masivas para generar una conciencia ciudadana aplicada a los viajeros que transitan por las carreteras de nuestro país.

La montaña ha sido levemente herida, pero sigue siendo de alto riesgo, pues no se trata de vencer, sino de actuar con inteligencia y holísticamente para lograr un verdadero equilibrio ambiental, económico y social.

 

Libardo Vargas Celemin

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