Solo dieciocho días para decirle adiós al jefe de las jugaditas

libardo Vargas Celemin

Duque es el presidente con menor popularidad de los últimos años. Entronizó el odio como factor de gobernabilidad; los eufemismos como retórica de sus desaciertos; el rencor visceral contra sus enemigos, como base de las relaciones internacionales; viajó por el mundo disertando sobre algunas de sus estadísticas mentirosas; llenó las pantallas de la televisión con sus informes pandémicos, dio el salto para entregar un país atado a la deuda externa y colocó un grupo de sus leales amigos entronizados en los entes de control.
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Ahora repasa los principales fracasos de sus promesas de gobierno. Quizá el más doloroso de todos fue el no haberle cumplido al imperio con la salida de Maduro y haberse convertido en el obsesivo presidente que siempre habló mal de su vecino, en cuanto foro internacional estuvo. Lo que más le duele es que este país va recuperando su economía, aunque sea muy lentamente, pese a las sanciones económicas que le impuso el paladín de la democracia.

Se le hacen dos nudos en la garganta por los avances obtenidos, por la Comisión de la Verdad y su informe preliminar, donde se intenta recomponer los hechos cometidos por los grupos al margen de la ley, pero también, y en gran medida, la institucionalidad con mecanismos sanguinarios y brutales sobre campesinos, indígenas, líderes sociales y una larga lista de colombianos excluidos.

La JEP, que recibió durante todo su mandato una crítica despiadada, se prepara ahora para emitir los fallos que responsabilizan a militares, la cúpula de la Farc, los terceros que financiaron el paramilitarismo y demás responsables de esa guerra genocida.

Una de las más grandes responsabilidades que reposa sobre sus hombros es el no haber actuado con entereza en la implementación del Acuerdo de Paz. Muchos colombianos cayeron en ese festín de la muerte y el gobierno solo ofreció recompensas. Se aumentaron los grupos ilegales. Hay zonas donde se decretan paros armados, se ejerce el control en plena luz del día y el gobierno se limita a realizar consejos de seguridad.

Son muchos los errores que ha cometido este gobierno. La mala fe de sus “jugaditas” muestran su interés de no dejar actuar el próximo presidente. De una lista larga sacamos unas pocas perlas: La asamblea extraordinaria de Ecopetrol para aumentar por dos años el periodo de sus directivos; el presunto robo de parte de los dineros de Ocad dirigido a la financiación del proyecto en municipios Pdet; intento de bloquear el empalme; y un escándalo que hasta ahora se inicia y donde la propia madre del presidente habla ingenuamente pidiendo ayuda para sus obras sociales.

Ojalá estos dieciocho días pasen rápido, antes de que tengan que pasar por él a la Casa de Nariño.

LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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