Fotomultas

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Los ciudadanos acordamos un contrato social por el cual, a cambio de sacrificar la libertad absoluta, obtenemos ciertos derechos. Los derechos y deberes se hacen explícitos en la Constitución y las Leyes. El Estado hace cumplir el contrato. Parte del pacto establece el derecho a la seguridad y bienestar en la movilidad y también el deber de acatar las normas establecidas en el Código Nacional de Tránsito y demás normas legales. El Estado, en este caso, está representado por la administración municipal. Como corolario, el alcalde debe disminuir la accidentalidad. Siendo así las cosas, alegra saber que se pretende implantar métodos modernos y automatizados de identificación de infractores de tránsito (y no de imposición de multas que no debe ser el objetivo primario sino la consecuencia) que debe llevar a la disminución sostenida de las conductas peligrosas al volante y al aumento concomitante de la seguridad de los conciudadanos.

Pero, para implantar esta iniciativa que aplaudo, surgen preguntas cuyas respuestas desconozco y, si existen los datos, no han sido públicos. A ver: ¿Cuáles son las principales infracciones de tránsito en Ibagué? Y ¿en dónde se cometen con mayor frecuencia? Son dos preguntas sin las cuales es imposible identificar la cantidad, localización y tipo de solución de detección automática a implantar. De la información aparecida en prensa vemos que se ubicará 22 cámaras que solo buscarán dos tipos de infracción: a) Exceso de velocidad y b) Semáforo en rojo - giro prohibido. ¿No hay más infracciones detectables? ¿Parqueo en sitio prohibido por ejemplo? ¿En un sitio, solo se puede detectar un tipo de infracción? ¿Las cámaras son tan especializadas? Se publicó en EL NUEVO DÍA una lista de 20 sitios que lucen arbitrarios, escogidos “a ojo”.

Según pude ver, el modelo financiero establece que las infracciones crecerán anualmente al 6,5376% constante. ¿De dónde surgió este número tan específico y con tantos decimales? ¿Entonces, las cámaras no tienen efecto disuasivo? ¿No mejorará la situación, sino que empeorará, con el tiempo? Parece que un plazo de veinte años, sin que haya un modelo de crecimiento del cubrimiento, ignora que la ciudad crecerá en ese lapso. ¿Qué hay con la obsolescencia de la tecnología? Además, ¿cuál es la potísima razón para que las cámaras solo funcionen doce horas al día?

Se menciona que la inversión del concesionario valdrá como 5,4 millardos de pesos cada cinco años. Y la remuneración que crecerá anualmente, valdrá como $564 millones mensuales en el primer año. Si aceptamos que los costos son de 200 millones cada mes, la rentabilidad del capital invertido será del muy cómodo y atractivo 6.7% mensual. ¡Casi lo que cobra semestralmente un banco por un crédito! ¿Cómo es el negocio de la concesión? Lo importante no es que el Municipio se deba enriquecer con una suerte de alcabala. Pero sí es importante que la administración no haga negocios que transfieran rentas injustificadas a los privados.

Espera uno que el Concejo haya puesto las talanqueras debidas, ayer, y que el Municipio sea capaz de negociar con habilidad para lograr un contrato del tipo gana-gana. (No del tipo pierde-gana-gana, donde se incluye al negociador en la ecuación).

Otra cosa: Esta columna se escribió antes del segundo debate, en el Concejo, del proyecto de Acuerdo.

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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