Contraflujo

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Desde mañana habrá contraflujo por la calle diez de Ibagué. Muy seguramente la administración municipal habrá hecho los estudios correspondientes al problema del acceso y salida del centro de la ciudad. O, también, es posible que la medida se tomó “a ojo”, a ver si funciona, como ocurrió en la carrera octava con 25, donde el ensayo funcionó. Es cierto que salir por la carrera segunda o cuarta, o por la calle once, significa someterse a trancones en hora pico y en otras horas también. Pero veamos:

Una vía cualquiera tiene una capacidad que le es implícita. Entendamos que la posibilidad de una vía para permitir un número de vehículos en tiempo determinado se llama capacidad. Esa capacidad se afecta por el ancho de cada carril, por el estado del pavimento, por la presencia de señales de pare y por los semáforos, etc. Luego, aunque las carreras segunda y cuarta y la calle once son de dos carriles anchos (y en algunos sitios de tres carriles), en la práctica son de un solo carril, dada la ocupación de la calzada por vehículos estacionados, por vendedores ambulantes y por peatones que no encuentran andenes libres para su tránsito.

Entonces, si se ejerciera la autoridad y las tres vías mencionadas tuvieran todo el ancho de la calzada, libre, de manera que pudieran transitar con cierta velocidad dos y hasta tres filas de carros, el trancón desaparecería con gran probabilidad. Pero para eso se necesita autoridad. Así como esta hace presencia en la carrera octava durante el contraflujo, el municipio puede destinar funcionarios que mantengan las carreras y calles de salida del centro libres de estorbos. En lugar de estar “cazando” carros parqueados en los barrios, cácenlos y sanciónenlos en el centro. Y hay que arreglar el pavimento de la carrera segunda que cada día se llena de más huecos.

¡Ah bueno que publicaran las cifras de los estudios! ¿Cuántos carros salen del centro en cada hora del día? Y ¿cuántos entran? Sin contarlos, veo evidente que la calle diez tiene un tráfico alto al final de la tarde y al comienzo de la noche. ¿Se armará un conflicto de la madona, en la diez entre cuarta y quinta? ¡Ojalá me equivoque! Y que los dioses del olimpo nos ayuden.

Otra cosa: Cuando suena el Himno Nacional es necesario cumplir con ciertas normas: Ponerse de pie y tener los brazos sueltos, descubrirse la cabeza si se tiene sombrero o gorra, no moverse del sitio en donde se encuentra, cantarlo, no aplaudir la interpretación de ningún himno. Vemos con frecuencia que, equivocadamente, las personas se llevan la mano al corazón. Puede que al senador Uribe le parezca muy bonito hacerlo y puede que el Presidente de los Estados Unidos lo deba hacer. Pero, en Colombia, los brazos deben permanecer sueltos a los costados o permanecer en posición de firmes si se es militar o policía. Es una lástima que en los colegios y jardines infantiles obliguen a los niños a poner su mano en el corazón, de manera equivocada.

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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