Perplejidad

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Los ciudadanos, cada día más, estamos perdiendo la confianza y ya no creemos mucho en lo que comunican los funcionarios públicos. Como ocurre en las guerras, en la administración también la verdad está resultando ser la primera víctima. En todos los niveles vemos que se expresan verdades a medias (que las convierte en falsedades), se dicen cosas distorsionadas, manifiestan ideas con intención e intensión política (lo que está bien en algunos casos pero mal en el ejercicio de la administración) o, lo que es peor, se quedan callados, ocultan las cosas y no dicen nada.

Veamos. El túnel de La Línea y sus obras complementarias. Hemos oído dimes y diretes por todas partes. El Vicepresidente, la Ministra, el Interventor, el representante legal del contratista, otros funcionarios públicos y privados, todos con diferentes versiones y acusaciones, algunas contradictorias y, mientras tanto, el ciudadano sin poderse hacer a una idea clara de lo que está pasando y, en consecuencia, sin posibilidad de formarse un criterio. Y después resulta que se acusa al mismo contratista por cosas en el túnel de Melgar a Bogotá. Por supuesto que creo que ni los socios de la empresa contratista en La Línea ni los socios en la Concesión Bogotá - Girardot son los doce apóstoles del Nuevo Testamento ni el señor Collins es el Niño Jesús de Praga. Y habrá muchas cosas por reclamarles, como en efecto he dicho que las hay. Pero huele feo que los funcionarios (¿que necesitan lavarse las manos?) hagan ahora gavilla y saquen a relucir todos los trapitos sucios al tiempo. ¿Es que el tema del recubrimiento en unos sitios del túnel en Boquerón no se conocía de antemano? Los daños en las placas no son nuevos. Los tolimenses y el resto de colombianos llevamos más de dos años sufriendo los brincos de los carros al pasar por ese túnel. ¡Pero apenas ahorita se dan cuenta en el Gobierno!

Cortolima comunica cosas y Anglogold las controvierte. ¿A quién creerle? Sobre todo cuando sabemos que hay apetitos políticos de por medio en la autoridad ambiental. De nuevo, Anglogold no será las Hermanitas Franciscanas, pero expone argumentos que le hacen creer a uno que Cortolima miente. Y en el caso del matadero de Ibagué, vimos y leímos todo un escándalo por el vertimiento de aguas servidas al río. Carlima, de propiedad del Fondo Ganadero del Tolima S.A., ha dicho que el daño fue menor. Luego de un montón de semanas sin sacrificio de reses en la capital del Tolima, ¿a quién creerle? O el daño fue enorme y no lo han podido arreglar, o Cortolima hizo un parto de los montes y ahora tiene que demorar las decisiones para salvar la cara.

Podría citar muchos otros ejemplos. ¿A quién creer en las controversias públicas entre contribuyentes y Estado? ¿Al privado interesado o al funcionario sesgado?

Otra cosa: Hoy en la mañana, ¡al fin!, debieron poner en funcionamiento el Viaducto El Tigre en la Vía de Ibagué a Cajamarca. Su uso ahorrará algunos minutos importantes de viaje. Ojalá hayan tenido éxito en los trabajos de anoche y por el viaducto ya estén transitando vehículos.

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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