¿Llegó la navidad?

Ah tiempos aquellos en que el final del año se alumbraba en el día de las velitas, el 8 de diciembre, generalmente con aguacero incluido.

Y, luego, esas luces permanecían, discretas, hasta la navidad o unos pocos días más. Qué rico –y qué atentado ecológico- era el plan de ir a recoger musgo para el pesebre, el que se elaboraba a mitad del mes para que estuviera, listo, justo el día en que comenzaban las novenas del niño Dios. Opcionalmente se hacía paseo al llano del Tolima a buscar el palo de cruceto que habría de hacer las veces de árbol de navidad, debidamente adornado con algodón para que diera la impresión de estar cubierto con nieve.

No había Papá Noel y los regalos se hacían para conmemorar el nacimiento del niño Dios. Las novenas se rezaban alrededor del pesebre, los Reyes Magos avanzaban por el camino de arena y todos los niños tenían la ilusión de ver llegar el día en que apareciera el muñequito del recién nacido, momento en que también aparecían los regalos a los pies de las camas, previa orden de dormir temprano. Había fiesta, claro, y los mayores bailaban e ingerían licor, pero siempre estaba presente el espíritu de la navidad como conmemoración religiosa.

Ahora, todo devino en un negocio. Punto. El directivo mayor de Fenalco en Colombia expresó esta semana, en televisión, que el comercio está funcionando bien y que se organizaron para vender desde ya y evitar los tumultos en los tres o cuatro días previos al 24. Para eso le pagan. Para que lo diga. Es que ya no se guardan ni las formas; el desparpajo mercantilista es total.

No es que la navidad sea mala, ni que no se deba vender. No. Pero es que este año ya vimos en muchos almacenes que desde octubre había decoración navideña en las vitrinas y oferta de mercancía alusiva a esa época, mucho antes de que llegara el Halloween (contracción de AllHallows’ Eve, ‘Víspera de Todos los Santos’), día que también se convirtió en un negocio de venta de disfraces y otras cosas. En un par de años más, veremos que en agosto ya no liquidarán la colección anterior sino que nos dirán: “Haga su agosto, no se quede sin sus regalos para la navidad”.

Ya los niños no vinculan la navidad a un tema religioso. Es, simplemente, el momento de escribirle a Papá Noel (invento comercial del dibujante Thomas Nast para la revista Harper’s, complementado después por un anuncio de Lomen Company que anunció que venía del Polo Norte, y popularizado más adelante por TheCocaCola Company).

Nada que ver con el niño Dios, ni con Nicolás de Bari, mejor conocido como el obispo San Nicolás, personaje este de tres siglos después del nacimiento de Jesús de Belén.

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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