Lo que viene

Rodrigo López Oviedo

Rotundo éxito se anotaron Antanas Mockus y su equipo de colaboradores con la multitudinaria Marcha por la Vida, realizada este domingo en Bogotá y otras ciudades. Miles de ciudadanos se volcaron a calles y plazas con el fin de levantar su clamor por la vida y su indispensable requisito: la paz integral, es decir, con condiciones sociales de equidad y democracia que la hagan estable y duradera.

Detrás de sus convocantes estuvieron también cientos de organizaciones y personalidades de todas las vertientes, cuyo razonamiento les ha hecho ver claro que tan nobles propósitos solo pueden alcanzarse si se logra concertar una gran alianza, proclive a la unidad más incluyente, ajena a todo egoísmo y condimentada con todos los ingredientes que realcen su sabor a patria. Esa gran alianza será la única que pueda garantizarles un feliz término a los actuales diálogos de La Habana, así como a algunos otros aún en ciernes, como los que se adelantan con el ELN. Pero no solo a los diálogos, sino también a los acuerdos que de ellos salgan, los cuales pueden sumarse a otras aspiraciones sociales para conformar un gran paquete que justifique la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

Antanas y los demás impulsores de la jornada demostraron que cuando se quiere se puede. Por eso debemos ver cómo superarla el próximo 9 de abril, fecha para la que están previstas grandes concentraciones por la paz en las ciudades de Bogotá, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga y Neiva, con las cuales ya se han comprometido organizaciones caracterizadas por su capacidad movilizadora como Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos, la Cumbre Agraria, la Unión Patriótica, el movimiento campesino e indígena, importantes sectores del Polo Democrático Alternativo, además de muchas organizaciones gremiales, sindicales y populares que han sentido que sin paz no hay vida ni hay esperanzas.

Esas concentraciones estarán enriquecidas con desplazamientos llegados desde las regiones, tomando en cuenta la mayor proximidad de estas a una u otra concentración. Al Tolima, por ejemplo, le corresponde desplazarse hacia Neiva, capital a la que llegarán también movilizaciones de Quindío, Valle, Caquetá y Nariño, entre otras.

Sin embargo, no todo es optimismo. Preocupa la reactivación del paramilitarismo, del cual no solo se conocen sus amenazas, muchas ya convertidas en muertos, sino los actos terroristas que han realizado últimamente, especialmente en Bogotá. Y sumado a esto, la preocupante actitud del presidente Juan Manuel Santos al autorizar la extradición del guerrillero fariano Eduardo Cabrera, hermano del negociador en la Habana ‘Fabián Ramírez’, en momentos en que se logran importantes avances hacia el desescalonamiento del conflicto. Estas son razones que exigen un mayor protagonismo de parte de los amigos de la paz.

Comentarios