¡Unidad, magisterio, unidad!

Rodrigo López Oviedo

A gran parte del magisterio no le cuadraron las cuentas del pasado paro. Sumando expectativas y esperanzas, esfuerzos y fatigas, movilizaciones descomunales y ejemplares pruebas de unidad en torno a un pliego y a unas directivas sindicales de las que esperaban más, el resultado les dejó más frustración que satisfacciones.

Lo que se logró no es malo, pero sí pírrico comparado con lo esperado. En comparación con la asignación salarial del sector estatal, el magisterio ha perdido 28 puntos durante los últimos 20 años. Casi desde un principio, el Gobierno había aceptado compensarles 12 puntos de esa pérdida, y de tal oferta nunca se movió. De la dirección de Fecode se esperaba actitud igual, sobre todo por lo radicalizadas que estaban las bases, pero terminaron aceptándola y, además, consintiendo que su pago se haga de una manera tan escalonada que terminará haciendo imperceptibles sus efectos: un punto durante los años 2015 y 2016, 2 puntos para 2017 y 2018 y 3 puntos para 2019 y 2020.

Por fortuna para los 107 mil docentes de grado 14, el acuerdo contempla una bonificación anual no constitutiva de salario, pagadera al 30 de enero de cada año y equivalente al 10 por ciento de la asignación básica mensual en 2016 y al 15 por ciento en los años siguientes; además, un salario adicional al momento de su retiro. Sin embargo, estas conquistas han sido presentadas por algunos como evidencia de que Fecode negoció parcializadamente a favor del magisterio más antiguo.

Respecto de la evaluación para ascenso, tan solo se logró que la realicen, mediante video o presencialmente, docentes designados por las secretarías de educación. Quienes la pierdan deberán aprobar cursos remediales en universidades contratadas para su realización.

Con relación a aspectos como la gratuidad, la jornada única y la alimentación escolar, el acuerdo no dice nada que no pueda decirse en una campaña electoral.

Estas son los razones de que un paro tan portentoso haya dejado tantos sinsabores, agravados por la posibilidad de que la derecha los quiera aprovechar para romper la unidad del magisterio, que ha sido ejemplar en medio de un sindicalismo fisurado al extremo por razones que no vienen al caso, y debilitado por políticas neoliberales que lo volvieron indeseable para los trabajadores tercereados.

Pero el magisterio ha sido probado en muchas jornadas y no caerá en esta trampa. Sabe que lo que hoy no consiguió se lo quedaron debiendo, y que pronto volverá a presentar su cuenta de cobro. Mientras tanto, se preparará, reforzará sus principios sindicales y estará más alerta en la elección de sus directivos para evitar que se repitan frustraciones como la actual.

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