¡Quape - UT!

Rodrigo López Oviedo

Hay en la Universidad del Tolima diversos grupos en los que confluyen profesores y estudiantes, y cuyo solo nombre da buena cuenta de las preocupaciones que aglutinan a sus integrantes. Uno de ellos, el Grupo de Investigación Química Aplicada a Procesos Ecológicos, viene cumpliendo una valiosa actividad entre comunidades que a veces son visitadas por el Estado, pero más con fines restrictivos que de apoyo.

Los miembros de este Grupo, más conocido como Quape-UT, se han dedicado a estudiar los acueductos comunitarios existentes en Ibagué, consientes del impacto que sus buenos o malos servicios pueden generar en las comunidades que atienden en ellos sus necesidades de agua, pero conocedores también del deber de la comunidad científica de orientar sus esfuerzos hacia la búsqueda de soluciones a los problemas más delicados de la sociedad.

Resulta justo resaltar que el esfuerzo de los profesores que conforman este equipo de investigación, al igual que el de los estudiantes que hacen parte del mismo y que están en tránsito a profesionalizarse, en buena medida se adelanta por fuera de sus jornadas habituales de trabajo y estudio y sin más remuneración que la satisfacción derivada del deber cumplido. De allí que sean de tan significativo valor sus aportes al conocimiento de cómo están las fuentes hídricas de las que los acueductos comunitarios se alimentan, la calidad de la infraestructura de estos acueductos, los procesos de tratamiento que les dan a las aguas y el grado de potabilización que alcanzan, así como la posterior socialización entre las comunidades de las tareas cumplidas, los aspectos positivos y negativos encontrados y los cuidados y previsiones que deben tomarse para evitar problemas derivados de un tratamiento inadecuado del preciado líquido.

Con aportes como el de Quape-UT, a cuya cabeza se encuentra el investigador Luis Fernando Rodríguez Herrera, entre otros, la Universidad del Tolima da evidencias de estar entendiendo que es a través de su contacto desinteresado y fecundo con las comunidades más desprotegidas como puede ir construyendo ese nudo gordiano que la haga razonablemente infranqueable a los embates neoliberales; esos embates que lo condenan todo a la autosostenibilidad o a desaparecer, no importa que se trate de instituciones, como la universitaria, que se requieren para garantizarle a la población un bien que, mientras exista el capitalismo, es de inapreciable valor: el de la igualdad de oportunidades.

Ojalá que Quape-UT, y en general la Universidad del Tolima, no desfallezcan y sigan adelante con iniciativas como estas. Pero que ojalá también la sociedad ibaguereña sepa aprovecharlas en reconocimiento a sus ejecutores, y en defensa de la vida, que es hacia lo que se deriva la defensa del agua.

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