Sí, ahora Sí

Rodrigo López Oviedo

Concluyó el término establecido para conformar e inscribir los Comités que han de impulsar o rechazar la refrendación del acuerdo definitivo que se suscribió en La Habana, y muchos creen que con ello han quedado agotadas las posibilidades de que se asuman nuevos protagonismos de impulso a la opción que se crea más conveniente. Nada más alejado de la realidad. Lo que simplemente indica la finalización del plazo mencionado es que se ha dado cumplimiento a un mero ritual que solo sirve para repartir los espacios que se establecerán en los medios de comunicación para sustentar las preferencias que se tengan, que bien pueden ser por el Sí, como bien pueden ser por no.

Pero en cuanto a protagonismos, lo que ha quedado es bien abierta la puerta para que todo el pueblo se vuelque a las veredas, a las calles y plazas, a agitar su convencimiento de que a la guerra hay que ponerle fin y que se deben comenzar las transformaciones acordadas en La Habana, sin las cuales ese fin de hostilidades armadas no tendrá ninguna posibilidad de convertirse en una paz definitiva.

Leída la intervención de Timoleón Jiménez en los actos de instalación de la X Conferencia Nacional Guerrillera de las Farc, no queda duda de que también en el alma del movimiento insurgente anidan iguales deseos de paz. En muchos apartes de esa intervención se atisba que tal sentimiento no nació con el inicio de las conversaciones de La Habana, sino que ha estado incubado desde el momento mismo en que enraizó la idea de que alzarse en armas era solo el camino para llevar a las oligarquías a negociar unas transformaciones mínimas que permitieran el ejercicio de la política sin el lastre de las armas, y siempre buscando superar las terribles desigualdades que han caracterizado nuestra estructura social.

En ese compromiso deberíamos coincidir todos los que tenemos la convicción de que en Colombia debe haber espacio para todas las vertientes del pensamiento político, máxime si estas tienen una finalidad tan noble como la de crear condiciones que hagan factible la superación de años de violencia y emprender la construcción de una paz definitiva.

Este 2 de octubre tendremos la oportunidad de darles a esos proyectos de paz nuestro respaldo inequívoco. Este 2 de octubre debemos manifestar en las urnas, mediante un resuelto Sí, nuestro respaldo a los acuerdos de La Habana, con los cuales se dará inicio a las transformaciones que han de hacer que impere la justicia social en un ambiente de total democracia, pues sin estas condiciones será imposible que podamos resolver definitivamente una historia de 52 años de violencia.

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