Tenderos en ascuas

Rodrigo López Oviedo

El Concejo de Ibagué realizó el pasado 23 de octubre un importante debate. En él se evidenció la condición de alcaldada con que alguna vez se calificó el decreto que estableció la “retribución” que el municipio cobraría por el uso del espacio público, especialmente a vendedores estacionarios, pero también a tenderos que utilicen sus antejardines con fines de explotación económica.

De acuerdo con las facultades concedidas para el efecto por el Concejo, este decreto debió expedirse antes del 23 de diciembre de 2015, pero solo salió en mayo de 2017, lo cual lo reviste de ilegalidad.

La anterior anomalía sería suficiente para que el señor Alcalde, por propia iniciativa, lo derogara; pero como no lo hará, solo resta esperar que el Tribunal Administrativo lo declare nulo. Sin embargo, ello no será suficiente. Socialista en las tarimas y antipopular en los hechos, el doctor Guillermo Alfonso Jaramillo se dará sus mañas para sacar adelante esta nefasta iniciativa.

Los honorables concejales serán los primeros sobre los que caiga este funcionario, buscando de ellos nuevas facultades para volver con su tan extremadamente injusta “retribución”, que afecta a unos desvalidos comerciantes cuyos ingresos escasamente les alcanzan para subsistir y evitar que sus hijos se vuelvan pasto fértil de los carteles de la delincuencia.

Sobre este grave problema, los representantes de los tenderos han querido hablar con el señor alcalde, pero ha sido imposible. Por el contrario, este funcionario ha dado a entender que la retribución no tendrá marcha atrás, lo que los obligará a ir más allá de sus fallidas intenciones de diálogo, si no quieren ver a los empleados de la Administración, con metro en mano, cuantificando áreas y presupuestando los recaudos que habrán de servirle al señor Alcalde para seguir esparciendo su “amor por Ibagué” a través de costosas vallas y vistosos shows de rendición de cuentas, mientras languidecen los servicios de salud, se profundizan los huecos en las calles y los servicios públicos siguen plagados de las mismas anomalías de siempre.

Doctor Jaramillo: su electorado estuvo fundamentalmente en los estratos uno, dos y tres, y a ellos principalmente se debe. En honor a su compromiso de gobernar en bien de tales sectores, atiéndalos en lugar de castigarlos con cargas adicionales. Ellos ya tienen suficiente con monotributos, con encarecidos impuestos prediales, con el de por sí elevado impuesto de industria y comercio y con las demás cargas que el Estado les ha establecido, las cuales agravan su situación, ahora afectada con la competencia de las nuevas modalidades de supermercados.

Y hágalo, si no por justicia social, sí por prevenir aquellos lamentables desórdenes que suelen presentarse cuando tal justicia falta.

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