Justicia a los pensionados

Rodrigo López Oviedo

Los pensionados colombianos están de plácemes. Parece estar llegando a su fin la aberrante situación que hasta hoy han sufrido al tener que aportar al oprobioso sistema de salud que nos agobia el triple de lo que pagaban cuando estaban activos, y de lo que pagan los trabajadores que están en plena actividad laboral.

El Congreso nacional aprobó el proyecto de ley que fuera presentado por el representante a la Cámara Alexánder López, con el que buscaba hacerle justicia a un sector social que le entregó sus mejores años de vida al crecimiento económico, sin importar que tan valiosa contribución quedara, casi que exclusivamente, en manos de unas pocas familias, las verdaderamente dueñas del país.

Solo falta que la Corte Constitucional avale esta justiciera normatividad para que entre en vigor. Tal decisión dejaría sin efecto los absurdos argumentos del Ejecutivo, y de otras especies, en el sentido de que tal disminución ahondaría el hueco fiscal. ¿Acaso ese hueco fiscal ha sido producido por los trabajadores? Al contrario, lo ha sido por una casta parasitaria que no solo ha vivido del sudor ajeno, sino también de sacarle partido a su determinante influencia en el Congreso, mediante la cual ha generado normas casi que exclusivamente en su beneficio.

Esto sin contar su apropiación ilícita de los bienes públicos, bien a través de las privatizaciones, o bien mediante mermeladas, desfalcos, coimas y demás conductas engolfadas bajo el indulgente calificativo de corrupción.

El Gobierno viene diciendo que esta reducción de aportes tendría para el erario un costo no inferior a tres billones de pesos. Sería bueno que dijera también a cuánto asciende el aporte de los trabajadores al Producto Interno Bruto y cómo ha financiado los ocho billones de pesos en impuestos de cuyo pago liberó al gran empresariado, al tiempo que lo liberó también del pago de los aportes parafiscales, los cuales pasaron a cargo del Estado, y con ellos la obligación de atender el funcionamiento de las entidades que se sostenían con tales aportes.

De estos interrogantes el movimiento popular no recibirá respuesta. Deben quedar, entonces, a su reflexión, especialmente ahora que será objeto de las zalamerías que tan copiosamente surcan el escenario político en épocas electorales. Para que este triunfo pensional se vuelva realidad, al igual que muchas otras iniciativas por las que ha luchado, debe respaldar a sus propios candidatos, so pena de seguir siendo víctima de los mismos engaños de siempre.

Por fortuna, está ganando audiencia una alternativa nacional por el voto decente, ante la cual no ha sido sordo el movimiento popular y democrático del Tolima. Ojalá cuente con el más amplio respaldo ciudadano.

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