La estrategia anticonsulta del señor Presidente

Rodrigo López Oviedo

Qué bueno sería poder creerle al doctor Iván Duque la promesa anticorrupción que hizo con motivo de su posesión como Presidente de la República. Tan despreciable flagelo se ha convertido en la mayor preocupación nacional, y ver al frente del Estado a alguien que realmente quisiera hacerle frente sería motivo para que todos nos uniéramos a él, al menos en ese propósito.

Lamentablemente, no ha sido ese el campo en el que nuestro hoy Presidente se ha destacado. Al contrario, como Senador, indiferente vio pasar ante sus ojos los muchos proyectos de ley que para atacarla se presentaban, pero indiferencia que invariablemente cambiaba por un voto en contra al tomar decisiones.

¿Qué fue entonces lo que en campaña lo llevó a respaldar la consulta? La respuesta es solo una: simplemente el reconocer que detrás de ella estaban cuatro millones trescientos mil colombianos que con sus firmas estaban avalando su realización; cuatro millones trescientos mil colombianos a los cuales el candidato no podía darles la espalda, que sería tanto como rechazar igual número de votos.

Fue, entonces, un respaldo circunscrito a la duración de la campaña. Después vendría la segunda parte de su estrategia: seguir aparentando que no solo la respaldaba, sino que, además, convertiría ese fementido respaldo en un proyecto legislativo, del que bien era sabedor que el Congreso no le aprobaría, pero con el cual podría impedir que a las urnas llegaran los 12 millones de votos requeridos para cumplir con el umbral necesario para validarla.

Era un cálculo bien fundamentado, pues induciría a que muchos de los simpatizantes se preguntaran: ¿para qué participar de la consulta sobre una iniciativa que en la fecha de su realización ya estará haciendo tránsito en el Congreso?

Esa es la esencia de la táctica que Iván Duque puso en marcha para sabotear los anhelos anticorrupción de los colombianos. Él, que de buen ritmo para la danza y de buena entonación para los vallenatos y de buenas habilidades para el fútbol ha hecho gala, no quiere desafinar en este aspecto, contra el cual está dispuesto a echar todas las cartas, así lo tenga que hacer con todo el disimulo que estamos comenzando a reconocerle.

Por eso, es necesario redoblar esfuerzos para sacar adelante la iniciativa. Son casi 60 billones de pesos que los corruptos se roban. Evitando que se pierdan, serían incalculables los problemas sociales que la ciudadanía podría resolver, sobre todo teniendo en cuenta la posibilidad que tendría de participar en la orientación de su destino, utilizando para tal fin el mecanismo de presupuestos participativos a que hace referencia el punto 4 de la misma consulta.

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