Reflexiones acerca del resultado de la consulta

Rodrigo López Oviedo

Lo que el pueblo quería lograr con la consulta anticorrupción todavía lo quiere. Y lo quieren no solo los 11 millones 635 mil ciudadanos que acudieron a las urnas, sino también los millones que se abstuvieron de acudir por creer imposible que se lograra llegar al umbral exigido. El haber estado tan cerca de la meta debió producir en éstos un penoso remordimiento, del cual podrán desprenderse si se resuelven a reparar su error acompañando las movilizaciones a que darán lugar estos resultados.

Y a decir verdad que un umbral como el que está establecido sí es exageradamente alto, y tarde que temprano tendrá que ser revisado. No es posible que para que a la sociedad se le atiendan reclamos como el manifestado en la consulta se le exija que la exprese como mínimo a través de la tercera parte de su censo electoral, cuando para elegir a sus mandatarios y cuerpos colegiados no se le establece ningún límite, y cuando su desgano político hace que la abstención electoral sea casi siempre superior al 50 por ciento.

Pero bien, el hecho de que no haya alcanzado el umbral no significa que lo que buscaba no tenga que ser atendido por el Congreso. En este caso, solo faltaron 500 mil votos, de tal manera que lo expresado ya debe ser visto como un mandato; mandato que no debiera ser necesario porque el problema que se busca resolver es algo que un Congreso sano ya debería tener resuelto o disponerse a resolverlo de manera autónoma e inmediata al momento mismo de haberlo detectado. Entre otras cosas, al pueblo colombiano, más allá de sus fronteras, debe vérsele como una cosa rara, que tiene que resolver en las urnas si quiere vivir en paz, o si quiere que se le erradique una corrupción que tan lamentables efectos le ha causado.

Este resultado es entonces un emplazamiento del pueblo a la clase política, que debe hacer respetar a través de su más resuelta movilización en las calles, pues ya se ha visto que su interés no coincide con el de quienes han estado al frente de los destinos públicos, como quedó demostrado con la casi nula promoción que le hicieron a la consulta. Esta crítica incluye a nuestro mandatario municipal, que tanto presume de progresista en las tribunas, pero al que poco se le ve al lado del pueblo en la solución de sus problemas prioritarios, y menos acompañándolo en iniciativas tan importantes como la que aquí se comenta. En lo que seguramente sí anda muy activo es en la búsqueda de su próximo candidato a la Alcaldía.

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