Los indispensables

Rodrigo López Oviedo

En medio de la bienaventuranza en que vivimos, según lo dicen los dueños del país cuando sus negocios marchan bien y ningún nubarrón avizoran en su próximo futuro; en medio del acabose en que vivimos, según lo dicen los mismos dueños del país cuando sus negocios no marchan como quisieran o algún hecho los perturba o algún reclamo social los amenaza; en medio de la hecatombe en que vivimos, según lo dice la gran masa social cada que es asesinado uno más de sus líderes o en el mercado encuentra que tendrá que echar algo menos a su canasta; en medio de todo lo anterior, el país se prepara para hacer su tránsito hacia un nuevo año con la confianza de algunos en que todo seguirá igual, con la desesperanza de otros que creen que así será, y con la ilusión de los demás puesta en la idea de que el cambio sí es posible, y que el 2019 les traerá un atisbo de paz y mejores condiciones para sobrellevar sus precarias vidas.

Las últimas y triunfantes movilizaciones del movimiento universitario hacen creer que son los ilusionados los que tienen la razón, y hay un buen motivo para creerlo. Luchando en unidad, los estudiantes y profesores de las instituciones de educación superior lograron comprometer al presidente Duque a soltar cuatro billones y medio de pesos adicionales para sacar un tanto a la universidad de la crisis en que se mantiene.

Sin embargo, algunos no olvidan que compromisos como este ya han sido suscritos por el Gobierno nacional con otros sectores -los campesinos, por ejemplo-, sin que se haya visto después realización alguna que haga esperar que el de ahora sí será cumplido. De de este grupo, hacen parte también algunos farianos que con los acuerdos de La Habana creyeron que le ponían la primera piedra a la construcción de la paz, y que hoy sienten frustración al ver cómo se desfiguran algunos de los puntos convenidos, mientras a los demás, los más, se les intenta cubrir con el manto del definitivo olvido.

Este es el grupo de los que creen que ni con Dios ni con el diablo podrá ponerse fin a una noche que presumen eterna, pues no ven posibilidad alguna de que pueda romper el alba.

Pero el tercer grupo es el más valioso. Es el conformado por ilustres personalidades del mundo progresista, líderes de derechos humanos, activistas sociales y un crecido grupo de organizaciones sociales, comunales, profesionales y sindicales que ven en la sociedad los resortes necesarios para sacarla de donde está, y contribuyen a tal propósito. Rectificando a Bertolt Brecht, “estos son los indispensables”.

Comentarios