Colombia ante Maduro

Rodrigo López Oviedo

Si no fuera tan amarga la suerte por la que está pasando nuestro hermano pueblo venezolano, que ha sido sometido por las oligarquías de ese país a la más salvaje guerra económica, causaría risa ver cómo los promotores de tal situación, que antes exigían la realización de elecciones inmediatas para relevar del cargo a su legítimo presidente, hoy, luego de haber sido realizadas, están desconociendo los resultados y no solo eso, negándole al triunfador, Nicolás Maduro, el derecho a posesionarse como presidente de República.

Es de anotar que buena parte de los argumentos de antes ya no son los de ahora. Si antes desconocieron el triunfo de Maduro por ser fruto de una elección regentada por un Consejo Electoral supuestamente parcializado, cosa que no argumentaron cuando el mismo organismo los declaró vencedores en la elección de la actual Asamblea Nacional, hoy invocan la crisis que azota al pueblo raso, ocultando que la parte más grave de esa crisis ha sido sembrada por ellos mismos como reacción ante la pérdida de ese poder egoísta que detentaron desde el momento mismo del surgimiento de la República, y que orientaban de manera sistemática a promover su enriquecimiento sin límites.

Esa oposición ha encontrado fácil apoyo entre sus congéneres oligárquicos del continente para movilizar en forma expresa a la casi tercera parte de los gobernantes del continente, que no han tenido empacho en respaldarla conforme a las orientaciones de Washington, de las que hace parte el criminal bloqueo comercial, financiero y político, que ha deteriorado sin medida la calidad de vida de la población, a la que dicen defender, buscando socavarle su respaldo a la Revolución Bolivariana.

Ya varios mandatarios han manifestado su negativa a participar en los actos de posesión de Maduro y Duque anunció el rompimiento de relaciones a partir del 10 de enero, fecha de la posesión del mandatario venezolano, olvidando la inmensa hospitalidad recibida de ellos por más de cinco millones de colombianos que tuvieron que pasar la frontera en busca de mejores condiciones laborales, así como también, muchos de ellos, perseguidos por un régimen político de carácter tan criminal que puso a cinco mil militantes de la UP bajo tierra, que laceró el sentimiento nacional con igual número de crímenes de Estado, conocidos como falsos positivos, que sigue impávido ante el sistemático asesinato de líderes sociales y que cohabita sin rubor con hordas paramilitares.

No, ninguna justificación hay en andar cuestionando a Maduro y su gobierno cuando nuestros últimos presidentes y gobiernos han convertido a Colombia en un lodazal de sangre opositora y la han hecho ascender al podio de los países más desiguales del mundo.

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