Un nuevo asalto a las pensiones

Rodrigo López Oviedo

Qué ironía: con motivo de la reforma pensional que se avecina, al sector que de mayores riquezas ostenta, al de los verdaderos dueños del país, a ese sector se lo deja en paz para que siga disfrutando de la buena: administrando los 200 billoncitos de aportes pensionales y cobrando a los trabajadores por hacerlo.

El Ministro de Hacienda ha dicho que no se trata de una reforma pensional; que es una “Reforma de Protección a la Vejez”, pues, “no hay que pensar únicamente en el 20% de la población que alcanzará los requisitos para pensionarse, sino en ese 80% que no tiene acceso a un ingreso para su retiro”. Estas, por supuesto, son palabras tramposas; son una burla a la ciudadanía, de la cual el Ministro aprovecha esa ingenuidad que la lleva a creer todo lo que dicen los altos funcionarios del Estado, especialmente si cuentan con la difusión de Caracol y RCN.

Aunque de la reforma aún no hay un proyecto de ley, de lo que de ella se dice podemos colegir que la discusión seguirá gravitando sobre los temas de siempre: más aportes, ya no el actual 16, sino el 18 por ciento, reducción de la mesada mínima al 75 por ciento de un salario mínimo; extensión del periodo base de liquidación de las mesadas, hoy de los diez últimos años, al promedio de lo devengado durante toda la vida laboral y eliminación de los regímenes especiales, los del Magisterio y la Policía, entre otros puntos.

Pero la reforma de marca mayor, la que de pronto le serviría a nuestro desdichado pueblo para comprender a favor de quien juega el Estado, es el relacionado con el novedoso “Régimen de Complementariedad” a través del cual la afiliación en los fondos privados dejaría de estar sometida exclusivamente al libre arbitrio del trabajador, y pasaría a volverse obligatoria a partir del peso adicional al primer salario mínimo legal que este haya devengado. Esto diluirá el régimen de prima media con prestación definida y marchitará a Colpensiones, al tiempo que les garantizará estabilidad económica total a los fondos privados y mejorará su posibilidad de elevar la rentabilidad.

Y mientras tanto, el movimiento sindical como en Babia, como si el problema de las pensiones fuera solo de los pensionados, como si estos no fueran los menos afectados. Quienes lo serán, y gravemente, son los trabajadores activos, los mismos que con cada reforma ven más remota la posibilidad de pensionarse y, de lograrlo, menos satisfactorias las correspondientes mesadas. Por este sector, el movimiento sindical debe levantar sus banderas, y hacerlo antes de que vuelva a ser demasiado tarde.

Comentarios