La segunda Marquetalia

Rodrigo López Oviedo

Medio expectantes estamos más de uno ante el anuncio de la pronta aparición del libro La segunda Marquetalia, la lucha sigue.

Es de esperar que su autor, el excomandante fariano Iván Márquez, dados sus antecedentes de pólvora y musgo, su protagonismo en la gestación de los acuerdos Gobierno – Farc y su publicitada manifestación de frustración por la forma en que estos acuerdos se han venido implementando, nos entregue una obra esclarecedora de su criticada decisión de retornar a las armas, actitud esta que cobra mayor importancia al haber contado con el respaldo y acompañamiento de un ramillete nada pequeño de importantes excomandantes farianos, con todo y buena parte de sus correspondientes tropas, entre quienes figuran Jesús Santrich, Romaña, el Paisa, Enrique Marulanda, el Loco Iván, el Zarco Aldinéver y Wálter Mendoza.

Las páginas de introducción fueron escritas por Jesús Santrich, comandante al que se le considera motivo concluyente de la decisión de estos hombres de asumir la defensa de los Acuerdos de Paz con el fusil al hombro, dado el flagrante desconocimiento de que estaban siendo objeto por parte del Gobierno y la actitud casi impávida de buena parte de la cúpula fariana, en lugar de estar encarando al Gobierno ante el crimen de lesa patria que constituye su burla a los anhelos de paz de los colombianos.

Según Santrich, el libro refiere “lo que fue el inicio y desenvolvimiento de las conversaciones de paz (…) incluyendo su fallida implementación y las causas del desmoronamiento de uno de los sueños más preciados del pueblo colombiano. Ahí están dibujados los responsables del fracaso, las consecuencias y el impacto que a corto y mediano plazo significa el hecho histórico y político de la burla a lo pactado, el irrespeto a la palabra empeñada y el aniquilamiento de la confianza en el diálogo como instrumento de soluciones cuando una de las partes pisotea los principios que rigen una negociación de tal calibre”.

No se trata, sin embargo, de escarnecer en culpas al contrario, pues lo escrito se hizo, según Santrich, “tomando de entrada los argumentos de la autocrítica frente a las responsabilidades que a las Farc corresponden en el descalabro”.

Este aspecto es de una importancia cardinal, y por eso la resalto, ya que no sería de buen recibo que el autor se desentendiera de las culpas farianas que pudieron haberse presentado en la gestación del desastre, y las fijara solo en la contraparte. De la justa ponderación de tales responsabilidades va a depender en buena medida el reconocimiento que alcance esta obra entre los estudiosos de nuestra historia contemporánea. Estamos notificados, y a la espera de su pronta aparición.

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