¿Qué tienen en común la Marcha Carnaval de los ambientalistas, con las casas gratis de Vargas Lleras? La respuesta es simple: el agua.

El Tolima presenció el pasado 5 de junio una manifestación monumental en defensa del ambiente. Más de 40 mil personas de todos los rincones del Departamento se dieron cita en el parque Murillo Toro. El mensaje fue fuerte y claro: ‘no quieren minería a gran escala’.

La concentración es una derrota política para Anglo Gold Ashanti y las demás empresas que quieren desarrollar ese tipo de proyectos en suelo tolimense. Las autoridades tendrán que tomar nota: cualquier iniciativa de ese tipo carece de licencia social. Para la gente, la protección de las fuentes hídricas es una prioridad política. Primero el agua, luego la minería. En ese orden.

Por otro lado, se supo que las casas gratis de Vargas Lleras están paralizadas en el Tolima. ¿La razón? No hay agua para su acueducto. Según la Gestora Urbana, el diseño no contó con estudios de hidrogeología. El problema no es menor: sin acceso a ese recurso, el derecho a la vivienda no puede ser satisfecho. En otras palabras: sin acueducto no hay casa que valga, literalmente.

Pero el Gobierno no ha entendido la relación entre los dos temas. Es una especie de esquizofrenia institucional; por un lado, pretende construir 300 mil viviendas para familias pobres en todo el país, pero por otro, no escucha el clamor de la ciudadanía para que proteja las fuentes de agua que abastecerían los acueductos de esas casas y sigue adelante con la extracción de oro y carbón en páramos y humedales.

Luego, cuando la entrega de las casas se enreda, la administración Santos se lava las manos diciendo que el suministro del líquido es obligación del Gobierno local, pero ignora que su protección es asunto de todo el Estado ¿De dónde van a sacar las alcaldías el agua, si el Gobierno nacional está desatado otorgando títulos mineros en las fuentes hídricas del país?

La política del Ministerio de Minas está afectando a la cartera de Vivienda. Sin agua no hay casas.