¿Irse de Colombia?

Luis Fernando Garibello Peralta

Al presidente Duque le pasó lo que dijo Humberto de la Calle: “se ganó la rifa y con ella el tigre”. Esto le habría pasado a él o a cualquiera, pues resultaba insostenible para Colombia y América Latina el estallido social que se ha dado y más cuando nuestro país es la cereza del pastel de toda la izquierda y su ya conocida táctica de combinar todas las formas de lucha.
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Pensar un continente dominado por la izquierda da miedo literalmente.  Pero el tigre no solo se lo ganó Duque, lo ganamos todos los colombianos cuando llegó la pandemia del Covid-19. Al ver estos escenarios y consciente de que salir del Covid no tiene fecha, pero evitar que Colombia caiga en manos de la izquierda sí depende de los ciudadanos, recordé una anécdota en la campaña presidencial de 1998.

Horacio Serpa era el candidato con mayores opciones para ganar las elecciones y sucedió que un día, al llegar a una reunión a un prestigioso club bogotano, unos muchachos que lo reconocieron empezaron a gritar: ¡Serpa, Serpa, Serpa! Él, sorprendido por estas manifestaciones provenientes de hijos representantes de la “élite bogotana”, y consciente de que su fuerza electoral no se encontraba allí, se acercó a preguntar por qué lo vitoreaban, ellos simplemente dijeron: “Es que si usted gana las elecciones nuestros padres nos llevan a vivir a Miami” (Revista Semana abril 19 de 1998).

Haciendo una composición del lugar, hace unos meses me pasó por la cabeza irme del país, no por tener asegurado un futuro en otro país, al contrario, me sentí triste al saber que se estuvieran repitiendo las mismas variables de aquellos años aciagos. Sumado a lo anterior, las encuestas para presidente con Gustavo Petro en primer lugar de favorabilidad, así fuera con un pequeño 25 %, pero suficiente para ganar “si las elecciones fueran mañana”.

Otro indicador que me genera alerta es el modelo económico propuesto, para nada resultado de juiciosos análisis regionales o mundiales, por el contrario, un producto del ya conocido resentimiento que terminaría por dividirnos aún más y de su precaria capacidad académica que le hace proponer entre otros, la impresión de billetes con el fin repartirlo a todos para que lo gasten, aplicando la teoría del helicóptero propuesta por Friedman en 1969, nadie más antagonista al pensamiento socialista de Petro, o cobrarle impuestos solo a 4.000 colombianos; los “más ricos” fueran realmente fórmulas para sacar de la crisis a nuestro país: Egonomia según Petro, parece a mi gusto más bien, la anticipación de lo que sería nuestro país, un completo desastre del cual podríamos demorarnos lustros en recuperarnos como nación y en especial el alma de cada colombiano, con heridas que jamás cerrarían.

Estando en esos escenarios de búsquedas latitudinales, empecé a escuchar a Juan Carlos Echeverry, sus ideas sobre los problemas y las soluciones que requiere Colombia, las preocupaciones por la división brutal que tenemos y algo cierto: nuestros problemas pasan por la economía, por una mejor justicia, por la ética en la gerencia de lo público. Me llamó la atención sus propuestas, pues con la que tenemos no nos alcanza, y del cuero salen las correas, ese cuero que es la economía, y entre más grande más y mejor estará nuestro país, en fin, crear una nueva economía.

Otra cosa, tiene clara cada cifra del país, lo conoce y lo está caminando, en especial estas regiones que son claves y están muchos de los problemas gruesos del país: el sur occidente y el oriente y su violencia producto del narcotráfico, corrupción y su consecuente pobreza, como él dice: donde se ha dejado de patear penaltis que hubieran podido resolver estos problemas. Otra cosa que me pareció sensata: esto no es un tema de Santos de Uribe o de Pastrana, si seguimos viendo al pasado, le quitamos los ojos al balón presente y futuro, no se puede y menos ahora cuando las elecciones del 2022 son sin lugar a discusión, las elecciones más importantes para nosotros de toda la historia, o mejoramos el rumbo o nos arrojamos al vacío, yo prefiero luchar para que esto no suceda y así seguir viviendo en este país que tanto amamos, de su amarillo, azul y rojo.

LUIS FERNANDO GARIBELLO

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