Relax, aceptar nuestro mundo imperfecto

María Yolanda Jaramillo G.

Es lo único que nos corresponde hacer, cuando nuestra cotidianidad se ve afectada, desde lo más elemental de nuestras costumbres diarias, hasta sentirnos ligados con un mundo de transformaciones sin precedente e incertidumbre, como el que actualmente vivimos por el Covid-19.
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Quiero compartir para este momento que vivimos, lo expresado por el científico italiano Carlo Rovelli en su libro “El orden del tiempo”. “Nacemos, cambiamos, morimos, los seres humanos cambian y cambiamos todo lo que nos rodea. No caigamos en el error de creer que nuestra existencia, debe permanecer igual. O que nuestras vidas deben ser para siempre.

La inmortalidad, para mí, es el aspecto más profano de la realidad. No hay tiempo en un nivel fundamental; eso significa que, en vez de cosas que aparecen de la nada, lo que hay son sucesos a lo largo de nuestras líneas temporales. No sabemos casi nada y estamos lejos, de una comprensión cabal del mundo físico. Esta ignorancia nos impide entender el universo y su naturaleza” él nos da una mirada a la ciencia.

Durante el último siglo la humanidad se hizo más vulnerable a las epidemias, debido primero, al crecimiento demográfico, y segundo al gran desarrollo de los medios de transporte, por ejemplo, un virus en Europa puede abrirse camino, hasta África en menos de 24 horas, y así sucesivamente. Sin embargo, tanto la incidencia como el impacto de las epidemias se han reducido en las últimas décadas. Si abrimos cualquier libro de historia, nos encontramos con eventos desgarradores, como la “hambruna” producto de la desigualdad social, pobreza extrema, que unida a la acción de elementos naturales (lluvia, sequías, etc.) producen hambrunas masivas. Afortunadamente la humanidad ha luchado, por alejarse del umbral biológico de la pobreza.

Las epidemias y las guerras, igualmente son eventos residentes en el mundo; hubo un tiempo histórico donde ambos coincidieron, en un momento crucial geopolítico; la terminación de la primera guerra mundial en 1918, y el surgimiento de la epidemia llamada “Gripe española” en un campo militar en Estados Unidos, los soldados contagiaron a Francia (que estaba en guerra) y desde allí a toda Europa; se afirma que esta epidemia ocasionó más muertes que la guerra. Fueron dos flagelos simultáneos, la epidemia y la paz mundial. Hoy tenemos uno, y mucha más conciencia solidaria para vencerlo.

MARÍA YOLANDA JARAMILLO

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